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Seminci: Los hermanos Dardenne se pasean con "El niño de la bicicleta"

por © J.A.(Valladolid)-NOTICINE.com
Jean Pierre y Luc Dardenne
Jean Pierre y Luc Dardenne


Los belgas hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne dicen que no tienen conciencia de hacer un cine pesimista, quizás sí duro, pero la película que este lunes han presentado en la competencia de la Semana de Cine de Valladolid (Seminci) es de las suyas, aceptan, la más luminosa, con un final casi feliz. Tal vez sea porque en el fondo ellos sí son optimistas.

De ahí que estén a punto de abrir un complejo de 4 salas en Bruselas para el cine de autor, conjuntamente con otros profesionales belgas, ahora, en plena crisis y cuando Europa no parece capaz de impedir su caída en recesión. Pero una vez más, he aquí el optimismo: "Personalmente no puedo aceptar que los gobiernos digan que no hay soluciones, porque las hay. Lo que debe ocurrir es que los estados de Europa deben formar un solo estado europeo con una política economica regulada, y no la actual, que es de casino, salvaje...", sostiene Luc, el más joven (57 años frente a 60) de los dos.

Agrega el codirector, coguionista y coproductor fraternal que sus personajes son siempre "dejados de lado por la economía liberal", y como esa, con o sin crisis, es la que padecemos, parece que no la inspiración no les falta en ningún momento.

En su nuevo drama, los Dardenne cuentan la historia de Cyril, un chaval de 12 años, acogido en una especie de residencia de huérfanos donde lo dejó su padre alegando que volvería en pocos meses, sin hacerlo. Esa necesidad de cariño familiar no queda saciada por la llegada de Samantha, una peluquera que acoge al muchacho los fines de semana e intenta darle caprichos como una bicicleta... Pero Cyril, fruto de un medio desestructurado y desfavorecido, parece condenado, al crecer, a perpetuar la tragedia de los perdedores, cuya rabia les lleva al abismo.

La inspiración les vino de muy lejos, aunque su historia, como todas las demás, se desarrolle en Europa, a la vuelta de su esquina. "El origen -recuerda Luc- es el caso real de un chico japonés. Estuvimos en ese país presentando nuestra cinta "El hijo", en 2002, que había sido cedida para una campaña contra la pena de muerte. Por eso conocimos a una jueza que formaba parte de uno de los debates organizados, una jueza de menores, que nos contó sobre este niño que fue cedido por su padre a una institución con la promesa de regresar al poco, algo que nunca hizo. Este caso volvía recurrentemente a nuestras conversaciones de vez en cuando, y cuando estábamos trabajando en un guión sobre una médico, que no conseguía arrancar por el buen camino, optamos por fundir ambas historias, y al final el chico fue belga y la médico se convirtió en peluquera...".

"Cuando elegimos personajes no queremos hacer una radiografía social, sino que contamos una historia concreta", explica Jean-Pierre. "No sabemos si "El niño de la bicicleta" es menos dura, pero debe serlo así porque nos lo repiten en muchos sitios. Lo que sí es cierto es que es la primera vez que filmamos siempre con sol. Ya se que eso para ustedes aquí en España no es relevante, pero el resto de nuestras películas se hicieron sin esa luz, y pienso que la luminosidad ayuda, y el final es esperanzador".

No obstante, su infantil protagonista ve su vida encarrilada hacia un presente y futuro de violencia, por el ambiente que le ha tocado vivir. "Vivimos en una sociedad más violenta que hace 40 años, eso es indudable. Podríamos decir que hoy en día la violencia se ha democratizado. En este caso, nuestro Cyril va a encontrar a un chico mayor que va sustituir la figura referencial paterna y le va a arrastrar hacia esos comportamientos", afirma Luc.

Hablando del pasado, cuando el cine de autor parecía atraer a sectores sobre todo juveniles, mientras que ahora es más punto de interés para maduros intelectuales, los Dardenne prefieren también ver el vaso medio lleno: "No podemos -dice Luc- idealizar el pasado. En los años 60 cuando éramos adolescentes lo que nos gustaba ir a ver era el cine de acción. Lo que sí era distinto es que entonces había más cosas que nos podían encaminar hacia ese tipo de cine. Ahora no hay nada, y lo que hay va en otra dirección completamente opuesta. En Bélgica, nuestras películas son vistas por unos 130 000 o 135 000 espectadores, de los que al menos 20 000 son jóvenes, no hay por qué ser pesimista. Lo que hace falta es que alguien les hable de este tipo de películas, se las recomiende, porque si las ven las referencias que tenemos es que les gustan, cuando van clases enteras de institutos, por ejemplo".

El próximo fin de semana "El niño de la bicicleta" estará en los cines españoles compitiendo con otro belga muy distinto, el mismísimo Tintín, en su versión animada 3D "made in Hollywood", una competencia que -aseguran- no les preocupa: "Además, seguro que nosotros salimos con más copias", bromean.

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