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El humor y el dolor adelantan al Expreso nocturno a Lisboa en la Berlinale

por © E.E. (Berlín)-NOTICINE.com
El equipo de 'Tren nocturno a Lisboa'
Una comedia en medio de tanto drama, tragedia y denuncia se agradece muchísimo a estas alturas de Berlinale. Como género, el del humor, menospreciado y ninguneado en este tipo de manifestaciones donde lo que se prima es el cine cuanto más autoral, mejor, no vive su mejor momento, sobre todo en Estados Unidos, donde se casa frecuentemente con la zafiedad o simplemente con la falta de gracia, que es lo peor que le puede pasar a una comedia. No ocurre eso con la película de David Gordon Green "Prince Avalanche", que compitió este miércoles al lado del sólido drama de denuncia, pero también de solidaridad "Epizoda u zivotu beraca zeljeza", del bosnio Danis Tanovic. El Palast recibió un tercer título, el de más estelar reparto, el "europuding" de Bille August "Night train to Lisbon", correcta pero demasiada convencional cinta que se exhibió fuera de concurso.

"Prince avalanche" es el "remake" norteamericano de una cinta islandesa llamada "Á annan veg" (2011), que con buen olfato Gordon Green eligió para por una vez mejorar el original, y sobre todo hacerlo más divertido. Se trata del duro y aburrido trabajo que deben encarar dos tipos encargados en el verano de 1988 de marcar con pintura las rayas de la carretera en un chamuscado paisaje boscoso, aislado del mundo, que sufrió un incendio forestal de grandes dimensiones. Lo que tienen en común es una chica, la novia del mayor, Alvin (Paul Rudd), y hermana del más joven, Lance (Emile Hirsch). Estos dos casi cuñados pasan por todas las fases posibles de una relación masculina heterosexual: se pelean, fanfarronean, bromean y hacen muchas otras cosas con tal de no aburrirse demasiado ni acabar pronto su trabajo.

La cinta independiente estadounidense, defendida aquí por sus dos protagonistas y su director, mezcla humor de todos los colores con ternura y ese sentido jocoso de lo humano que hace que el espectador sea capaz de empatiza con un par de desconocidos que se mueven -y sobre todo dialogan- en una pantalla. Risas y aplausos entre el respetable.

También hay una gran humanidad, pero nada de comedia, en la cinta bosnia de Tanovic "Epizoda u zivotu beraca zeljeza" (Un episodio en la vida de un chatarrero), que cuenta a través de una historia familiar la marginación que sufren en ese país balcánico los gitanos, no los transhumantes, sino los que conviven con el resto de la población y se han estabilizado, trabajando en lo que pueden, en este caso como chatarreros. La madre y ama de casa Senada recibe la mala noticia de que el hijo que esperaba ha muerto, pero sigue en su interior, y deben extraérselo para que no peligre su vida. El problema es que como gitanos pobres no tienen ningún seguro médico que les cubra y en el hospital le piden dinero para realizar la operación quirúrgica, lo que hará que todos se movilicen.

Danis Tanovic, autor de la celebrada "En tierra de nadie" filmó con actores naturales, gitanos bosnios sin previa experiencia actoral, que en buena medida se interpretaron a sí mismos. Su trabajo colabora en la emotividad de la historia, una denuncia sobre las diferencias sociales agravadas o simplemente camufladas en el aspecto étnico.

Mayor indiferencia provocó la película más cara del día, la coproducción europea de Bille August (Alemania, Suiza, Portugal), basada en el "best seller" del mismo título, escrito por Pascal Mercier. Más amplio aún es el elenco en cuanto a nacionalidades: Jeremy Irons, Martine Gedek, Bruno Ganz, Mélanie Laurent, Jack Huston, Christopher Lee, Charlotte Rampling y Lena Olin, Tom Courtenay... Con un guión escrito por Ulrich Hermann y Greg Latter a partir de la novela homónima del suizo, este relato del viaje de un profesor suizo en el espacio y el tiempo tras los pasos de un escritor antisalazarista portugués, camino en el cual entre otras cosas encuentra el amor es otro de los trabajos dignos pero convencionales del director de "Las mejores intenciones" (1992) o "La casa de los espíritus" (1993).

August o sus productores no quisieron arriesgarse a la competencia con películas de mayores ambiciones y de ahí que se proyectará fuera de concurso, aunque convenientemente apoyada entre otros por Irons y la ídolotrada actriz local Martina Gedek ("La vida de los otros"), que se echaron mutuos piropos profesionales y personales.