El director y guionista Pablo Solarz nos habla del momento "más lindo" de la creación cinematográfica

por © J.A. (Huelva)-NOTICINE.com
Pablo Solarz
Pablo Solarz
Pablo Solarz, el guionista de cintas argentinas tan conocidas como "Historias mínimas", "Un novio para mi mujer" o "El frasco" se encuentra en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (España) presentando su opera prima como director, "Juntos para siempre", que recién está comenzando su andadura festivalera tras estrenarse en su país de origen. Aprovecha estos días para seguir escribiendo el guión de la que será su segunda realización, y con él dialogó NOTICINE.com sobre su personal proceso creativo, en esta etapa que él llama "la más linda y fresca".

- Resúmame en pocas palabras "Juntos para siempre"...

Va de un negador compulsivo, de un hombre, un escritor oscuro, que no tiene ninguna disposición a detenerse en su objetivo de terminar una obra, y entonces cualquier evento de la vida real que amenaza con detenerlo, lo va a saltear. La película aprovecha la comicidad y el drama que se produce cada vez que sucede algo que requiere urgente atención y él se lo saltea como si no hubiera pasado. Tiene mucho humor pero no es una comedia. Sí reconozco que me sale naturalmente el humor, pero no necesariamente con estructura de comedia.

- Muchos guionistas dicen que acaban dirigiendo para que no sigan otros maltratando sus textos...
...Hasta que dirigís tu propia película y te das cuenta de que lo maltratás vos... Lo que tenías en la cabeza nunca llega tal cual a la pantalla. De todas formas no es lo mismo ser uno mismo el que le falta al respeto a su propio guión que sea otro. La sensación final no es ese shock de ver tu guión hecho por otro y descubrir que no es lo que vos soñaste. Los cambios los hacés todos los días, seguís dentro de tu propio sueño por decirlo de una forma metafórica.

- ¿Qué fue lo más difícil de este debut como realizador?
Todo fue difícil, pero si me pongo a revisar mentalmente... creo que encontrar un productor que quisiera hacer mi película, encontrar los actores indicados, las locaciones, filmar en las 5 semanas que me dieron para hacerlo y sin una sola hora o día extra... esperar, tener tanta paciencia, para que se dieran las condiciones. Sí, creo que lo más difícil fue encontrar en mí la paciencia para esperar los casi cinco años que tardamos en poder filmar esta película desde que tuve el guión.

- ...¿Y qué aprendió?
He aprendido que se puede ser feliz haciendo cine. Aprendí de todo, en todas las etapas, desde la preproducción, el rodaje... que estaba entendiendo cómo funcionaban. Aprendí de todos los departamentos... Tuve suerte con el equipo. Fueron gente muy profesional. El único principiante era yo, y estaban todos muy a favor de la película, con mucho cariño... Trabajamos en un ambiente muy gratificante. Fue el trabajo más lindo que tuve nunca.

- ¿Significa todo esto que ya no va a escribir para otros?
Primero voy a escribir mi segunda película, y cuando termine con eso, seguramente tendré un tiempo para ver si a alguien le interesa alguna de las historias que ya tengo escritas o alguien me propone algo que me de suficientes ganas para escribir un guión por encargo. No me he planteado dejar de escribir para otros, sino no hacerlo hasta que haya acabado el mío.

- ¿Puede adelantarnos algo sobre este nuevo proyecto?

No lo tengo claro. Estoy escribiendo sin saber muy bien de qué se trata. Es lo maravilloso del oficio de escribir guiones. Creo que se trata de hacer para saber lo que estás haciendo. No se cómo es la película que estoy escribiendo y la escribo para conocer, eso de levantarse por la mañana para saber cómo sigue la película. Estoy empezando. Me levanto con la intención de  escribir tres páginas y un poco con esas ganas de ver cómo es la siguiente escena. Trato de frenar todo impulso que me lleve a saber por adelantado lo que va a pasar.

- ¿Pero no tiene usted primero una estructura de la historia a partir de la cual va escribiendo las escenas?

Tiendo a hacerlo, pero con los años fui aprendiendo a frenarme, esa necesidad de conocer el guión que aún no tengo escrito y de guardarme un poquito más para la sorpresa. Creo que la dramaturgia es una improvisación imaginaria, uno hace lo mismo que hacen los actores cuando se paran a improvisar una escena, pero todo sucede acá (se toca la cabeza), en nuestra imaginación, es una improvisación percibida por todos los sentidos y registrada en papel, lo que hacemos cuando escribimos es un registro de lo que estamos imaginando. Entonces si me apuro a conocer lo que va a pasar, a armar una estructura de lo que todavía no tengo me restrinjo las posibilidad de improvisación en el día a día, y todavía está muy verde lo que estoy haciendo. Armar una estructura a estas alturas sería peligroso. Atentaría contra esa libertad de todas las mañanas de escribir esa escena sin saber antes de qué va. Cualquier primer borrador es una materia prima que uno genera para ir conociendo a los personajes, el mundo que va a contar, la trama... Entonces aún estoy en esa etapa linda, fresca, de escribir libremente, improvisando y sin saber muy bien para dónde voy. Por supuesto llega un momento en que uno tiene que empezar a estructurar, a borrar, a reescribir, que es lo más difícil. Pero por suerte en estos días estoy en esta etapa más juguetona, donde uno se entusiasma con una escena y la escribe sin saber qué función cumple en el guión.

- Hábleme del cine argentino y sus dificultades para llegar al público a pesar de su pujanza...
Tenemos problemas en los cuales se está trabajando con mucha fuerza para resolverlos. En principio tenemos ventajas. Venimos armando una industria de la nada. Tenemos una ley de cine muy ventajosa, por la cual el Estado tiene que apoyar el cine. Y hay un instituto de cine, el INCAA, desde hace bastante, que viene financiando gran parte de nuestras películas. Cuando uno tiene un guión tiene que armar un proyecto, presentarlo al instituto para que un comité lo evalue, si es o no de interés para el país, y si lo declaran de interés se recibe una serie de subsidios y ayudas que financian un alto porcentaje del gasto total de la película. Es algo que tenemos que defender, una situación privilegiada, y por suerte en este momento no está en riesgo porque las políticas oficiales están decididas a apoyar la industria. El problema está en la exhibición, porque hay en todo el país 800-900 pantallas y de repente aparecen películas de Hollywood con 250 pantallas, y entre tres ya ocupan el 80% del mercado. Eso hace que tengamos problemas para exhibir nuestras películas en condiciones razonables. Pero están saliendo medidas para ir resolviendo este problema, que yo creo se hace de dos formas: creando pantallas alternativas, que son las salas del INCAA, y también obligando a las multinacionales a representar, distribuir y vender nuestro cine para seguir operando en el país.

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