Estreno mundial de “Panzer chocolate”: Esta vez no apague su movil al empezar la película
- por © Cristina F. Fimia (Gijón)-NOTICINE.com
La cinta española “Panzer chocolate” ha llegado al Festival Internacional de Cine de Gijón con el sello de ser una de las primeras películas transmedia a nivel mundial. Amante del cine desde niño, el debutante Robert Figueras, quien estudió administración de empresas pero se dejó seducir por la vocación de cineasta, pretendió innovar. Ahora, presenta su opera prima, para la que buscó inversores en un momento realmente complicado. Rodada en inglés, con actores de corte internacional tales como Melina Matthews o Geraldine Chaplin y financiada totalmente con capital privado, “Panzer chocolate” se plantea como un nuevo modo de hacer cine y de recaudar beneficios a través de las apps. De todo ello, ha hablado NOTICINE.com con el equipo de la película, quien se ha mostrado ante todo, ilusionado.
La primera pregunta era obligada. ¿En qué consiste una película transmedia? El realizador lo contaba así: “Se trata de hacer algo totalmente innovador, pionero, visionario. Pensamos que el futuro del cine para ciertos tipos de proyecto está cambiando. El espectador, cuando llegue al cine, podrá participar de la película, antes, durante y después de la cinta. El durante se hace a través de la interactividad. La gente se baja una app y puede interactuar con la película”.
Es así de sencillo, las nuevas tecnologías inundan el mundo del cine, aunque eso sí, aquellos que prefieran una película tradicional, tampoco deben rechazar “Panzer chocolate”. La cinta se comprende a la perfección sin necesidad de smartphone, tablet ni ningún aparato.“No te hace falta la aplicación, pero si la tienes, tu experiencia sobre la película será más completa”, explicaba Figueras.
La historia de “Panzer chocolate” es la que sigue: un grupo de jóvenes arqueólogos busca reliquias nazis en los Pirineos, y para su sorpresa, se topa accidentalmente con una base clandestina nazi en donde todavía se usan "panzer chocolates", tabletas de chocolate untadas con metanfetamina como las que Hitler daba a sus tropas. Un ser monstruoso, ataviado con el uniforme de las SS, los perseguirá desde ese momento.
El director justificaba la temática nazi del siguiente modo: “Cuando empezamos a pensar en el guión, coincidió la emisión en televisión de un documental sobre la metanfetamina. Nos impactó mucho; eran historias verídicas y a partir de ahí, nació el embrión de nuestro proyecto. Investigando, llegamos a saber que durante la II Guerra Mundial, los nazis habían fabricado una droga que distribuían a la gente de tanques y aviación. A partir de ahí, dijimos “¿qué es lo que nos gusta a nosotros?” Y eso era el terror. Así que, partiendo del documental y la historia de los nazis, establecimos una combinación con el terror. Era una temática que tenía mercado y que podía funcionar”.
La película está dirigida mayoritariamente a un sector del público joven. Antes de verla, el público ya puede introducirse en su universo. Hay un cómic, un libro y un videojuego. Y es que el catalán dice ser un admirador de las teconologías. Reconoce su gusto por los videojuegos y piensa que aunando todos estos elementos, podrá ganarse un público que cada vez acude menos a las salas de cine: “Hoy es complicado atraer a la audiencia joven al cine y pensamos que así, lo lograremos”.
Pero va más allá. Tras esos casi noventa minutos de intensa película, todavía hay más. “Te damos un doble final. Cuando sales del cine, tienes cinco minutos más de película” aclaraba. Todo son facilidades. Se puede ver a la salida de la sala o incluso al llegar a casa.
Robert ha hablado también sobre la importancia que debería concederse a ciertos elementos en el mundo del cine: “En España se valora una película por las ventas en taquilla, pero no se tienen en cuenta las descargas, los premios en festivales y otras muchas cosas que son importantes”.
Había que aprovechar la ocasión para preguntar a este director novel sobre sus influencias. Ha sido claro y ha reconocido que le encantaría trabajar con un actor: “Me gusta el cine comercial, sobre todo el de los ochenta. Admiro a Spielberg y me encantaría trabajar con Tom Cruise”. Igualmente, reconoce admirar a los grandes cómicos de Hollywood. “Hay una serie de actores internacionales con los que me gustaría trabajar. Por ejemplo, los que hacen comedia, como Adam Sandler”.
Esta promesa del cine se ha introducido en el séptimo arte en un momento complejo y lo sabe, pero confía en que las cosas irán a mejor. “El cine vive una situación muy complicada. Pero tengo fe en que seremos capaces en reconvertir la situación. Hay que reestructurar y repensar las cosas”, contaba.
Robert Figueras es la clara demostración de que se puede, de que llegar a trabajar en el mundo del cine es posible. Solo hay que dejarse llevar por la vocación y según él, “hacer algo innovador”. “Es importante ver el mercado de hoy en día, qué funciona, cuáles son las tendencias, rodar en inglés. No hay que hacer películas enfocadas al ámbito local y nacional, sino al internacional”, son las recomendaciones que este nuevo talento ofrece a aquellos que deseen entrar a formar parte del entramado cinematográfico.
Ha sido un proyecto largo, que ha llevado mucho tiempo y mucho trabajo, pero el realizador dice sentirse ante todo, satisfecho: “A nivel personal, me ha aportado una satisfacción enorme. Hay un libro de Malcolm Gladwell, donde él dice que cualquier éxito (ya sea personal, familiar, económico...) son diez años de trabajo. Nosotros empezamos el proyecto en 2003 y estamos en 2013, por lo tanto, se han dado esos diez años. La satisfacción es que el trabajo invertido se ha convertido en una película. Además, mi cabeza esta dividida en dos: tengo una parte analítica y otra creativa. Siempre había tenido en mí más peso la parte analítica, hasta 2003 cuando comencé el proyecto. Esto me ha permitido poner en equilibrio las dos partes de mi cerebro y centrarme en lo que me gusta”.
Melina Matthews es la protagonista del film. Al comienzo, no entendía bien el proyecto: “Lo primero que pienso es “otra película de género”, que se va a rodar en España con inversores privados, en definitiva, una película más. No acabé de entender todo el tema transmedia, no me llamaba la atención. Yo soy actriz y para mí, lo más importante es el guión y ejecutar la película bien. Pero después de haber leído el guión y aceptar, me estuvieron explicando toda la nueva narrativa que estaban creando con este proyecto. Ahí, pensé que podíamos ser los pioneros en esto y de pronto, me interesé mucho más en la película y en crear un producto así”.
La actriz reconoce que su personaje tiene mucho de ella: “Es muy cabezona y yo creo que lo soy también. Le apasiona mucho su trabajo, quiere llegar al final, a la verdad. Esa es la definición de cabezota, llegar hasta el final y yo soy así en la vida real. Además, le encanta trabajar el equipo y liderar, tomar las decisiones escuchando a los demás. Y todo eso, lo tengo yo también”.
Comenta igualmente que el trabajo con Figueras ha sido un placer: “Genial, me encanta trabajar con directores noveles. Están muy ilusionados con su primer proyecto y lo dan todo. Para Robert esta película era su bebé, llevaba ya años preparándolo. Y para un actor, el hecho de que el director escriba también el guión ayuda mucho. Además, al ser su opera prima, ha descubierto cómo es el mundo actoral y cómo dirigir a los actores. Nos hemos ayudado muchísimo. Siempre estaba escuchando a los actores, cedía a nuestras propuestas e ideas. Fue muy bonito”.
Según cuenta el equipo, el rodaje fue muy llevadero. Melinda explicaba que hubo varios momentos que recuerda con cariño, pero destaca: “Cuando estamos los cuatro juntos (porque somos realmente cuatro protagonistas en la película). Nosotros somos amigos en la vida real. Además, la colaboración de Geraldine Chapin en la película fue increíble. Aunque no saliese en las tomas, te seguía dando la réplica detrás de las cámaras. Eso no suele hacerlo un actor de su talla”.
La actriz confesó que tiene un nuevo proyecto entre manos: “En principio, rodaremos a principios del año que viene, una película de terror psicológico. Además, acabo de estrenar “Retornados”. Rodamos en Canadá y la estrenamos en Sitges; ahora, ya está en salas”.
Este viernes se producirá el estreno mundial en Gijón, en el Teatro Jovellanos. Así que, por primera vez en la historia del cine, lleven sus tablets y en lugar de apagar, enciendan sus teléfonos móviles.
La primera pregunta era obligada. ¿En qué consiste una película transmedia? El realizador lo contaba así: “Se trata de hacer algo totalmente innovador, pionero, visionario. Pensamos que el futuro del cine para ciertos tipos de proyecto está cambiando. El espectador, cuando llegue al cine, podrá participar de la película, antes, durante y después de la cinta. El durante se hace a través de la interactividad. La gente se baja una app y puede interactuar con la película”.
Es así de sencillo, las nuevas tecnologías inundan el mundo del cine, aunque eso sí, aquellos que prefieran una película tradicional, tampoco deben rechazar “Panzer chocolate”. La cinta se comprende a la perfección sin necesidad de smartphone, tablet ni ningún aparato.“No te hace falta la aplicación, pero si la tienes, tu experiencia sobre la película será más completa”, explicaba Figueras.
La historia de “Panzer chocolate” es la que sigue: un grupo de jóvenes arqueólogos busca reliquias nazis en los Pirineos, y para su sorpresa, se topa accidentalmente con una base clandestina nazi en donde todavía se usan "panzer chocolates", tabletas de chocolate untadas con metanfetamina como las que Hitler daba a sus tropas. Un ser monstruoso, ataviado con el uniforme de las SS, los perseguirá desde ese momento.
El director justificaba la temática nazi del siguiente modo: “Cuando empezamos a pensar en el guión, coincidió la emisión en televisión de un documental sobre la metanfetamina. Nos impactó mucho; eran historias verídicas y a partir de ahí, nació el embrión de nuestro proyecto. Investigando, llegamos a saber que durante la II Guerra Mundial, los nazis habían fabricado una droga que distribuían a la gente de tanques y aviación. A partir de ahí, dijimos “¿qué es lo que nos gusta a nosotros?” Y eso era el terror. Así que, partiendo del documental y la historia de los nazis, establecimos una combinación con el terror. Era una temática que tenía mercado y que podía funcionar”.
La película está dirigida mayoritariamente a un sector del público joven. Antes de verla, el público ya puede introducirse en su universo. Hay un cómic, un libro y un videojuego. Y es que el catalán dice ser un admirador de las teconologías. Reconoce su gusto por los videojuegos y piensa que aunando todos estos elementos, podrá ganarse un público que cada vez acude menos a las salas de cine: “Hoy es complicado atraer a la audiencia joven al cine y pensamos que así, lo lograremos”.
Pero va más allá. Tras esos casi noventa minutos de intensa película, todavía hay más. “Te damos un doble final. Cuando sales del cine, tienes cinco minutos más de película” aclaraba. Todo son facilidades. Se puede ver a la salida de la sala o incluso al llegar a casa.
Robert ha hablado también sobre la importancia que debería concederse a ciertos elementos en el mundo del cine: “En España se valora una película por las ventas en taquilla, pero no se tienen en cuenta las descargas, los premios en festivales y otras muchas cosas que son importantes”.
Había que aprovechar la ocasión para preguntar a este director novel sobre sus influencias. Ha sido claro y ha reconocido que le encantaría trabajar con un actor: “Me gusta el cine comercial, sobre todo el de los ochenta. Admiro a Spielberg y me encantaría trabajar con Tom Cruise”. Igualmente, reconoce admirar a los grandes cómicos de Hollywood. “Hay una serie de actores internacionales con los que me gustaría trabajar. Por ejemplo, los que hacen comedia, como Adam Sandler”.
Esta promesa del cine se ha introducido en el séptimo arte en un momento complejo y lo sabe, pero confía en que las cosas irán a mejor. “El cine vive una situación muy complicada. Pero tengo fe en que seremos capaces en reconvertir la situación. Hay que reestructurar y repensar las cosas”, contaba.
Robert Figueras es la clara demostración de que se puede, de que llegar a trabajar en el mundo del cine es posible. Solo hay que dejarse llevar por la vocación y según él, “hacer algo innovador”. “Es importante ver el mercado de hoy en día, qué funciona, cuáles son las tendencias, rodar en inglés. No hay que hacer películas enfocadas al ámbito local y nacional, sino al internacional”, son las recomendaciones que este nuevo talento ofrece a aquellos que deseen entrar a formar parte del entramado cinematográfico.
Ha sido un proyecto largo, que ha llevado mucho tiempo y mucho trabajo, pero el realizador dice sentirse ante todo, satisfecho: “A nivel personal, me ha aportado una satisfacción enorme. Hay un libro de Malcolm Gladwell, donde él dice que cualquier éxito (ya sea personal, familiar, económico...) son diez años de trabajo. Nosotros empezamos el proyecto en 2003 y estamos en 2013, por lo tanto, se han dado esos diez años. La satisfacción es que el trabajo invertido se ha convertido en una película. Además, mi cabeza esta dividida en dos: tengo una parte analítica y otra creativa. Siempre había tenido en mí más peso la parte analítica, hasta 2003 cuando comencé el proyecto. Esto me ha permitido poner en equilibrio las dos partes de mi cerebro y centrarme en lo que me gusta”.
Melina Matthews es la protagonista del film. Al comienzo, no entendía bien el proyecto: “Lo primero que pienso es “otra película de género”, que se va a rodar en España con inversores privados, en definitiva, una película más. No acabé de entender todo el tema transmedia, no me llamaba la atención. Yo soy actriz y para mí, lo más importante es el guión y ejecutar la película bien. Pero después de haber leído el guión y aceptar, me estuvieron explicando toda la nueva narrativa que estaban creando con este proyecto. Ahí, pensé que podíamos ser los pioneros en esto y de pronto, me interesé mucho más en la película y en crear un producto así”.
La actriz reconoce que su personaje tiene mucho de ella: “Es muy cabezona y yo creo que lo soy también. Le apasiona mucho su trabajo, quiere llegar al final, a la verdad. Esa es la definición de cabezota, llegar hasta el final y yo soy así en la vida real. Además, le encanta trabajar el equipo y liderar, tomar las decisiones escuchando a los demás. Y todo eso, lo tengo yo también”.
Comenta igualmente que el trabajo con Figueras ha sido un placer: “Genial, me encanta trabajar con directores noveles. Están muy ilusionados con su primer proyecto y lo dan todo. Para Robert esta película era su bebé, llevaba ya años preparándolo. Y para un actor, el hecho de que el director escriba también el guión ayuda mucho. Además, al ser su opera prima, ha descubierto cómo es el mundo actoral y cómo dirigir a los actores. Nos hemos ayudado muchísimo. Siempre estaba escuchando a los actores, cedía a nuestras propuestas e ideas. Fue muy bonito”.
Según cuenta el equipo, el rodaje fue muy llevadero. Melinda explicaba que hubo varios momentos que recuerda con cariño, pero destaca: “Cuando estamos los cuatro juntos (porque somos realmente cuatro protagonistas en la película). Nosotros somos amigos en la vida real. Además, la colaboración de Geraldine Chapin en la película fue increíble. Aunque no saliese en las tomas, te seguía dando la réplica detrás de las cámaras. Eso no suele hacerlo un actor de su talla”.
La actriz confesó que tiene un nuevo proyecto entre manos: “En principio, rodaremos a principios del año que viene, una película de terror psicológico. Además, acabo de estrenar “Retornados”. Rodamos en Canadá y la estrenamos en Sitges; ahora, ya está en salas”.
Este viernes se producirá el estreno mundial en Gijón, en el Teatro Jovellanos. Así que, por primera vez en la historia del cine, lleven sus tablets y en lugar de apagar, enciendan sus teléfonos móviles.