Eugenio Zanetti, un Oscar en el jurado de Huelva: "La mayor parte del cine actual parece televisión"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Eugenio Zanetti
Tres décadas de trabajo en Hollywood y un Oscar acreditan al argentino Eugenio Zanetti como uno de los talentos latinoamericanos más asentados en la meca del cine. Conocido sobre todo como director de arte en films como "El último gran héroe / The Last Action Hero", "Más allá de los sueños / What Dreams May Come", "La guarida / The Haunting", "Escándalo en el plató / Soapdish" o "Restauración / Restoration", que le valió la estatuilla, el polifacético artista cordobés debutó este mismo año con "Amapola", su primer film como guionista y director. Del futuro de su carrera, la labor que ahora mismo desempeña en el Festival de Huelva, dentro del jurado internacional, y de las posibilidades latinas en los próximos Oscars habló en exclusiva con NOTICINE.com .

- Ha pasado casi medio año desde que estrenó en Argentina su opera prima, "Amapola". Hágame por favor un balance de esta experiencia después de tantos años dentro de la industria del cine.
Bueno, por partes le cuento. Yo, aparte de hacer dirección de arte, dirigí teatro muchos años, casi cuarenta años. Entonces, la relación con los actores, que sería el único cambio visible, digamos en dirigir la película, fue muy fácil. Resultó una transición muy fácil y no tuve problemas porque he tratado mucho con actores. La película no se parece a nada y tiene la libertad que tiene hacer un film a los 68 años, quiero decir, no pertenece a tendencias y está libre. La he pintado como un cuadro, vamos. Tuvimos la suerte de que, de alguna manera, Fox coprodujera y distribuyera, porque eso hizo que una película sin intensiones comerciales pueda ser vista en diferentes países. Por ejemplo, se estrena ahora en Estados Unidos el 5 de diciembre en seis ciudades. Entonces, es un interesante gambito hacer una película sin ningún tipo de presión y al mismo tiempo tener la "chance" de que se vea, porque el problema de los films pequeños es que se ven en festivales, se ven en su primer "round" y después no se les ve más. Con respecto al agujero negro que queda después de hacer una película, tuve un consejo muy bueno. Un gran amigo me dijo: 'Tienes que empezar otra inmediatamente', y es lo que estoy haciendo. Estoy a punto de empezar otra peli, así que voy a ver si puedo enganchar un par de películas, antes de la despedida.

- ¿Le han quedado entonces ganas de seguir?

Si. Lo que pasa es que yo he vivido muchos años en Estados Unidos y es muy difícil hacer dos cosas en Estados Unidos. Yo opté por production designer, por la dirección de arte, porque además pinto. Está la pintura y eso, un tercer elemento, y además porque quería hacer un trabajo personal. Es muy difícil hacer películas personales en Estados Unidos, porque el sistema trata de encasillarlas en lo que tiene que ver con la venta, a qué se parece. Se dio la oportunidad después de los 60 años de volver a Argentina y hacer un tercer acto bien armado. Tercer acto en términos dramáticos se le llama a la resolución del conflicto, no significa final feliz necesariamente, pero si el tema de resolver el conflicto planteado en el primer acto. Y eso tiene que ver con volver a las raíces, y Argentina tiene que ver con eso, con volver al origen. "Amapola" es una película argentina a todo nivel, es un cuento de hadas, pero argentino.

- Relaciona su carrera con Argentina. ¿No le gustaría dirigir en Estados Unidos?

No, porque prefiero películas con seres humanos, en vez de con efectos especiales. No se olvide que mi generación se formó con cine y con libros, no con televisión. Soy de antes de la televisión. Nuestros parámetros tienen que ver con lo humano. A pesar de que por mi trabajo, la dirección de arte, hemos sido pioneros en muchas cosas, en digital, en efectos. No hay un terror o un miedo a lo técnico, pero tampoco siento erotismo por la técnica. Prefiero a los humanos, y el cuento que he hecho no tiene nada que ver con la técnica.

- ¿Este nuevo proyecto del que me hablaba podría aspirar a un público más amplio que "Amapola"?

Bueno, yo creo que las películas personales que nos formaron a nosotros como "Ocho y medio", o las películas de la Nouvelle Vague, son películas personales y tenían una vocación de ser vistas también, no eran películas creadas para no ser vistas. En esta película que voy a hacer estamos hablando con Barishnikov para ser el protagonista.  Es sobre un viejo ruso que vive en Buenos Aires y sueña con ser Fred Astaire, y tiene un cine viejo, donde le va muy mal porque sólo pasa películas musicales de Astaire. Es una comedia dramática.

- Suena también a cuento... ¿Le gusta este universo dramático de los cuentos más que aquellos más realistas?
Bueno, yo no creo en el realismo porque me parece que es una afectación, de la misma manera que lo fantástico es otra afectación. Lo que sí pienso es que los cuentos son la forma de transmisión más antigua de la cultura y creo que hay una síntesis en los cuentos, en el concepto de cuento, que ayuda mucho a que lo metafórico pase. El problema es que hay una gran falta de metáfora ahora. Las películas están tan opresivamente estimuladas por la televisión que son diálogos de gente, personas sentadas hablando, no hay ninguna búsqueda formal. Todo lo que pasó en los sesenta está olvidado, lo único que quieren es contar cuentos televisivos: plano-contraplano. ¡Aburridísimo! Y esto, un poco, lo comenzó "Sex, Lies and Videotape" que planteó: 'Yo puedo hacer una película en un café con dos hablando', sí pero no es cine, sino televisión. Y hay muy buenas películas en este momento, y en el festival he visto varias, que son "gran televisión", pero de cine poco.

- ¿Qué es entonces para usted el cine?, defínamelo.

El cine, como todo trabajo artístico, debe ser metafórico, no trabajar con el texto sino con el subtexto. El cine refleja más niveles de realidad de lo que refleja el supuesto realismo. El realismo te presenta la costra de la realidad que es caótico como la realidad. Yo no soy naif, yo se que la realidad es tremenda, que están las tripas en la calle, que la gente se mata, conozco todo eso. Pero también sé que abajó de eso hay muchos niveles que son armoniosos porque los planetas no chocan unos con otros. Y el trabajo del artista solía ser recordar la existencia de lo que no es obvio, de lo que no es visible. Pero parece que ahora le damos un gran valor, es una cosa muy naif darle valor a la realidad. Es muy injusto con la realidad además. A mí me aburren las películas realistas porque la realidad, lo que ha pasado acá en estos días, si yo se lo cuento a alguien no tiene nada de realismo.  La realidad no es realista.

- ¿Cómo le resulta la experiencia de ser jurado en un festival?
He hecho un poco, sí, no mucho. Encuentro que esforzarse a ver cuatro películas por día es un poco... excesivo, no es justo para las películas porque uno está muy cansado. Pero esta experiencia a mí me ha sorprendido en una cosa. Yo estoy en la Academia de Hollywood, y veo para votar muchos "screeners" y trato de darle a todo un tiempo, para ser justo con el trabajo. Me he encontrado en estas películas latinoamericanas con esta cosa, una especie de realismo inventado. Yo no sé de donde viene y no sé porque existe también, pero si sé que en el inconsciente colectivo están muy instalados los tiempos televisivos y la gente a los 16 minutos, si no hay un cambio de paradigma, como hay en cualquier serie de televisión, empiezan a preguntar, '¿pero esto no va a cambiar?' y es tremendo, porque es una lucha perdida. Entonces, cuando a mi me dicen: 'Bueno, por qué en la página 18, arriba, no ha puesto usted ese cambio', y yo les digo 'Miren un momentito esta película, "Ocho y medio". No pasa nada en "Ocho y medio", no hay cambio de paradigma en la página 18. Sin embargo, son las películas que nos han inspirado. Entonces, hay una cantidad de reglas que ha inventado Hollywood, que no solamente son absurdas, sino que hacen que todas las películas sean iguales. Empieza la película, ya sabes a donde va, te van a arrancar una lagrima aunque sea golpeándote en la cabeza en algún momento porque es parte del negocio, y yo me siento manipulado, constantemente, y no me gusta. Yo he hecho una película que no trata de manipular y la gente me dice: 'Pero que raro'. No hay asesinatos, no hay cadáveres, no hay muerte, no hay nada de eso, hay pasiones porque la vida tiene pasiones, pero la gente no entiende que no haya golpes bajos, no le gusta.

- Faltan algunos días para que ustedes anuncien el palmarés. Me da la sensación de que a veces los jurados parten con prejuicios y no se dejan llevar por el corazón sino por lo racional, y apoyan algo que les parece rompedor o que consideran deben apoyar por encima de unos gustos más sentimentales...

Yo creo que en este jurado hay una cosa muy buena y es que no hay una manipulación política, que en general siempre ocurre. La gente está viendo, y lo que le gusta, le gusta.  Hablamos muy libremente. Mis parámetros me los pongo muy alto. Yo pongo parámetros y creo que los amigos (jurado) también altos. Después, lo demás, son simplemente gustos. Yo trato de no basarme en mi gusto personal evaluando una película. Yo no tengo plan cuando miro cine. Ni acá, ni con la academia. No tengo ningún prejuicio de ningún tipo. Si no me gusta no me gusta. Hemos visto películas encantadoras, pero encantador no es necesariamente ni bueno ni interesante. Hay deferencia entro una película encantadora y una buena peli. A veces una película encantadora lo es porque no plantea ningún conflicto necesario. No hemos tenido problema en el jurado, nos llevamos bien.

- Usted se plantea seguir dirigiendo cine en Argentina. ¿Cómo ve la industria en su país natal?
A mí me alegra mucho la facilidad que ha traído, tanto lo digital como la ayuda estatal.  Me parece bárbaro que todo el mundo pueda hacer su película. El problema es que todo el mundo hace su película y después hay que verlas, y hay muchísima gente que no está ni remotamente preparada. No solamente "preparado", que es una palabra pedante, sino que no son cineastas. Son gente que deciden hacer una película, que es distinto. Cuando yo empecé era muy difícil y costoso, básicamente habría que empeñar tu casa para hacer una peli, no había otra. Llegabas al film de otra manera y con otra expectativa y con otro impulso. Un film era una cosa muy importante. Yo he logrado hacer un paralelo, por tema de edad, de tener que hacer algo que me exprese. Veo que muchas de las películas son intrascendentes, ahora si me decís todo tiene que ser 'a mi me gusta el cine comercial, yo he trabajado toda mi vida en el cine comercial'. Pero el cine comercial, como dicen los franceses; "Il faut le faire" (Hay que hacerlo), tampoco es una improvisación el cine comercial. Lo que quiero decir es que cada uno hace lo que puede y yo he hecho lo mejor que podía. Y siento que uno hace cine o pinta un cuadro o lo que sea, en función de lo que a uno le gustaría recibir de fuera. Si yo he hecho la película que me gustaría ver en el cine, supongo que hay mucha gente a la que le va a gustar y otras a las que no le va a interesar. Encuentro que a mí me hablan muy poco las películas. Entonces, ¿qué pasa? Vuelvo a mirar las viejas películas, como decía mi abuela: 'No me presenten gente que no conozco'. Prefiero ver una película que conozco hasta que vengan cinco amigos y que me digan: 'Mira, tenés que ver esa película'. Me la guardo, me guardo a mi mismo de tanta porquería. Entonces, la peli esta, en este momento vos tenés; las películas que vienen de acá (se toca el estómago), y las que vienen de acá (la cabeza). En el medio del camino solía haber un lugar metafórico que se llamaba el corazón, desde el que sale muy poco del trabajo ahora. Sin pedantería te diría que metafóricamente "Amapola" viene de esa parte, del corazón, que es lo que uno puede hacer.

- Volviendo a su actividad como miembro de la Academia de Hollywood y votante de los Oscars, ¿ve alguna posibilidad este año para los candidatos iberoamericanos?
A primera vista no me parece que haya una, pero nunca se sabe. Yo tuve la oportunidad de votar en películas extranjeras cuando estuvo nominada la argentina "El secreto de sus ojos" y esa noche alguien dijo: 'Bueno, esta es una película comercial', y yo contesté: '¿Desde cuando es un problema en Hollywood una película comercial?'. En ese momento me pareció que no tenía una gran oportunidad, pero gustó mucho y funcionó, ganó... así que es muy difícil saber.

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