Laurent Larivière aboga en Gijón por la resistencia tras presentrar "Je suis un soldat"

por © L.G.G (Gijón)-NOTICINE.com
Laurent Larivière
Una de las dieciséis películas que se presentan a concurso en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón es "Je suis un soldat" (Soy un soldado), el primer largometraje del cineasta francés Laurent Larivière. La opera prima del cineasta galo cuenta la historia de Sandrine (interpretado por una genial Louise Bourgoin), hija de una familia de clase trabajadora que se queda en paro y tiene que volver a casa de su madre a punto de cumplir los 30. Otra vez en el hogar de su infancia, intentará buscar un empleo y será en última instancia su tío (con interpretación sobresaliente de Jean Hughes Anglade) quien le ofrecerá trabajar en el cruel mundo del tráfico de perros.

El director francés retrata ese sentimiento de vergüenza provocado por la crisis en una persona joven que sueña con tener antes de los 30 lo que todo el mundo normalmente desea: una pareja, hijos, estabilidad laboral e incluso un perro. Esto último es quizá el segundo plato fuerte que quiere denunciar Larivière en el film, el tráfico de animales que es, por detrás de las armas y las drogas, el tercer sector que más dinero mueve en el mundo.

Los superfans de Johnny Hallyday estarán encantados de escuchar "Quand revient la nuit" y descubrir que uno de sus versos da título a esta película que guarda dos historias: la vergüenza de encontrarse ante un presente desolador y el tráfico de perros. "Para mí el título es muy importante –explica Larivière- porque tiene que ser una alegoría, evocar el film. Pero hasta la mitad de la película no tenía claro el título y tampoco quería que el tráfico de cachorros ocupara más espacio que la historia de Sandrine. En este sentido, sintetiza muy bien sus sentimientos", explica el director.

Los atentados terroristas sufridos en París la semana pasada cogieron a Larivière en plena promoción de su opera prima. Según Laurent, la sociedad francesa sigue en estado de shock. "Tres días después de los ataques, mi hijo seguía sin salir a la calle", cuenta, y confiesa también que durante varios días él mismo y su distribuidor pensaron en no seguir con el plan que tenían marcado para la promoción de la película, incluso barajaron quitarla de los cines. "Si dejamos de salir a tomar copas, salir con los amigos, dejar de ir al cine, al teatro, a conciertos… entonces estaremos haciendo lo que ellos quieren. Porque esos ataques amenazan nuestro estilo de vida. Al final decidimos continuar con la promoción y acudir a los festivales: esa es nuestra resistencia", sentenció el cineasta galo.

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