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El colombiano Felipe Guerrero estrenó en Rotterdam "Oscuro animal"

por © Cineuropa-NOTICINE.com
El festival de cine de Rotterdam ha acogido el estreno mundial del primer largometraje del colombiano Felipe Guerrero, "Oscuro animal", en el que reúne tres retratos de tres mujeres en fuga, en un país marcado por una guerra civil que lleva asolando a su población 40 años ya. Con todo, en la película el conflicto permanece en el trasfondo; el director presenta la violencia sin exhibirla, como una presencia invisible pero constante y asfixiante. La película no tiene diálogos; es la música la que "comenta" las escenas cuando hay necesidad de ello, informa Cineuropa.

La elección de ésta desempeña un papel importante en la economía de la película. La paradoja de la moderna champeta que escuchan los paramilitares en el campo en contraposición a la tradicional cumbia vallenata que suena en un hotel de Bogotá no es casual: la guerrilla, los cambios de gobierno, los miles de muertos no han servido para nada útil, nos dice Guerrero: "las formas de interpretar el conflicto son y deben ser múltiples; buscaba una nueva manera de relatar la guerra". "Quería mostrar las consecuencias del conflicto; no quería hablar sólo de Colombia; podría tratarse de otro país", ha explicado el director en Rotterdam.

La grandeza del film reside en la ausencia de un juicio moral claro sobre hechos pasados: no es una película que denuncia a un determinado grupo de personas sino que formula una serie de preguntas, como a quién y para qué ha servido esta guerra. El sufrimiento no parece una respuesta adecuada.

Pero lo que impacta de la película de Guerrero es la seguridad con que emplea el medio cinematográfico: el montaje paralelo da fluidez a la cinta, los primeros planos insistentes sobre los rostros de las protagonistas contrastan con larguísimos planos de los Andes colombianos, impregnados por una naturaleza hostil de la que hay que escapar para encontrar resguardo en la ciudad.

Bogotá es la meta común a la que tienden las mujeres, independientemente de su pasado diferente, habida cuenta de la violencia que impera en las zonas rurales de Colombia. "No creo que la guerra haya terminado", ha confesado Felipe Guerrero, "aunque con la película quería formular un mensaje de esperanza, relatar las historias de quienes se salvaron: que las protagonistas fueran mujeres fue algo casual, si bien, durante estos años de investigación sobre el conflicto, he notado que son ellas quienes hacen gala de un mayor coraje".

La película es una coproducción entre Argentina (Gema Film), Colombia (Mutokino), Alemania (Sutor Kolonko Filmproduktion), los Países Bajos (Viking Film) y Grecia (Boo Productions).

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