Miguel Cohan escribe sobre "Sin retorno"

Miguel Cohan
Miguel Cohan
Por Miguel Cohan *

Existe una particular relación entre el crimen y la clase media que siempre me ha fascinado. Un extraño equilibrio entre el hecho delictivo puntual y el mundo burgués cotidiano y banal que lo sucede. En la crónica periodística abundan historias de hombres y mujeres que cometen un crimen e intentan ocultarlo. Pero estos relatos suelen terminar en el hecho policial concreto y en su resolución judicial. Y yo siempre me quedo con más preguntas.

¿Cómo sigue la vida de una persona que es responsable de una muerte? ¿Cómo hace para ocultar el hecho y seguir adelante con su vida cotidiana? Un día mata. Al día siguiente no puede dejar de pensar en ello. Tres días después vuelve a trabajar como si nada hubiera pasado. Y así, día a día, lo cotidiano va reconquistando su lugar y el violento hecho de haber matado a alguien queda debajo de capas y capas de situaciones triviales que constituyen la vida diaria de cualquier persona de clase media: trabajar, criar a sus hijos, pagar sus impuestos. Pero el crimen sigue ahí, acechante, presente, afectando de algún modo su vida para siempre.

Esto dispara un segundo tema fundamental en "Sin retorno". Cuando comenzamos a escribir el guión la relación indivisible entre las acciones y sus consecuencias se nos impuso de inmediato. Matías atropella a un ciclista y huye del lugar. Esto produce claras consecuencias en su familia y en la del joven muerto. Pero también en la de Federico, que minutos antes pasó por el mismo lugar y termina siendo acusado. A partir de esto vimos como una compleja red de personajes e interacciones crecía ante nosotros. Una red que necesitaba un relato con múltiples puntos de vista, donde la acción de cada uno de los personajes termina teniendo consecuencias sobre los otros y finalmente sobre sí mismo. El desafío era poder comprender esas acciones, entender sus razones sin juzgarlas. Aun conociendo las repercusiones trágicas sobre los otros, y aun sabiendo que, tarde o temprano, esas consecuencias volverían sobre ellos mismos.

Filmado en un tono realista y seco cercano al realismo norteamericano de los años setenta, "Sin retorno" intenta reflexionar sobre esa extraña frontera que existe entre las acciones y sus consecuencias, entre lo criminal y lo cotidiano, entre el policial y el drama.  

(*): El argentino Miguel Cohan debutó tras muchos años de íntima colaboración con su compatriota Marcelo Piñeyro como ayudante, con este drama de intriga y tensión que protagoniza Leo Sbaraglia, recién llegado a la cartelera española tras triunfar el año pasado en la Seminci de Valladolid.

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