70 aniversario del nacimiento de Humberto Solás: "Un hombre con éxito"

'Un hombre de éxito'
'Un hombre de éxito'
El gran cineasta cubano Humberto Solas, del que se celebra este domingo el 70 aniversario de su nacimiento, es el protagonista del documental "Un hombre con éxito", que dirigió su colaborador Carlos Barba, quien nos ha hecho llegar en su recuerdo la transcripción de sus palabras, referidas a una de sus películas más conocidas, "Un hombre de éxito". Barba trabajó al lado de Solás en la última etapa de su trayectoria, en "Barrio Cuba" y "Adela":

"Es "Un hombre de éxito" una película que yo quiero mucho, es una película que significó varios retos, no solo el reto económico, ¿cómo hacer una película que hablara del presente perfectamente y que el público entendiera que estábamos hablando del presente, sin embargo una historia que ocurría en el pasado. Yo creo que el público entendió muy bien esta suerte de metáfora que es "Un hombre de éxito"(1986).

El motor directriz que hizo que yo me enfrentara a este proyecto era una honda preocupación en relación al ascenso casi irrefrenable de un oportunismo en el país que estaba generado por la bonanza, las vacas gordas de aquel momento del segundo quinquenio de los años ochenta, fue un momento de cierto esplendor, yo dije, bueno, vamos a hablar de esto, y para evitar los escollos de la censura, para que nadie, ninguna institución..., pues tú sabes que ha ocurrido que has hecho una película en que un médico comete tal error o una enfermera y entonces Salud Pública protestaba o sino el ministerio tal, de Relaciones Exteriores o el ministerio del Azúcar, porque no podía ocurrir que en la plantilla de esas instituciones pues que hubieran personas que hicieran actos execrables, en fin toda esa tontería de los ecos de cierto stalinismo cultural, que desgraciadamente llegan hasta hoy día, a pesar de todo lo que hemos sufrido parece que todavía no acabamos de aprender la lección, a pesar de tanta tragedia que se pudo haber evitado, tanta tragedia inútil, seguimos insistiendo en no pasar las películas cubanas de los noventa por la televisión, y menos las del dos mil, etc. Es decir, todo eso parte de un criterio extraño obstinado de pensar que el público, que es algo tan vago, inconexo, etcétera, está desprovisto de ideología, de mecanismos de defensa, el paradigma de la indefensión, "el público es tonto, el público es acéfalo, el público se rinde ante los proyectos del enemigo, el público claudica", y toda esa parafernalia, que de cierta forma también se convierten en un estímulo para el creador, es cierto que es un molino de viento porque realmente podría ser absolutamente suprimible, en tanto es parte de la imaginación o de la paranoia del Quijote, pero bueno si está ahí resulta hasta divertido, puede resultar hasta hermenéuticamente divertido decodificar toda esa armazón de tonterías que en definitiva...

Y este tipo de personaje proliferó mucho en ese quinquenio; yo diría que en toda esa década. Yo estaba harto, yo estaba harto ya, y dije, vamos a hacer una película que hable de esto, vamos a ubicarla, a insertarla dentro del panorama del antecedente histórico, porque desde luego el oportunismo de los ochenta no sale de la nada, tiene que haber largas tradiciones en el país para que aflore con tal soltura escénica. Y dije: vamos a comenzar la película en la década del 30, época muy dramática, lucha contra Machado, fin del machadato, una nueva etapa democrática más bien en bambalinas, después en los años 50, época igualmente paroxística desde el punto de vista de dónde nos ubicamos, quiénes somos, porqué optamos. Construí con Juan Iglesias y Nelson Rodríguez, la saga de la familia Argüelles, un triángulo, la madre, los dos hijos, devenían como una especie de panteón donde nosotros hacíamos toda la carga dramatúrgica y donde establecíamos diferentes puntos de vista alrededor del compromiso con la sociedad en caso de que ese existiese. Entre los dos hermanos Argüelles se creaba un abismo de incomprensiones, de diferentes militancias, diferentes actitudes ante la vida, y la madre en el centro como un punto neutro, un poco como la nación que es capaz de albergar al mismo tiempo las bondades y las excrecencias sociales, pero bueno en su rol mesiánico maternal pues tiene que amparar, le da cobija, le da espacio a todas las actitudes por antagónicas que resulten. Yo venía por otro lado de haber repasado en mi vida personal un muestrario también bastante crítico que me ponía sobreaviso con la condición humana y su vulnerabilidad a la hora de hacer juicios. Yo había hecho "Cecilia" (1981) unos años antes, había sido anatematizado, había sido vilipendiado esa película y yo mismo, la cantidad de anatemas que se hicieron alrededor de esa obra fue de tal magnitud que yo pude presenciar también los vaivenes de la política. La operación contra "Cecilia" no fue más que una macrooperación política para hacer un cambio de ficheros dentro del panorama de la cultura, un cambio de autoridades, quítate tú para ponerme yo, etcétera, etcéctera, o se intentó y después no se logró, pues yo tenía muy de cerca estas agonías, estas evidencias y esta proliferación de actitudes oportunistas. Son los detonantes para la existencia de la película "Un hombre de éxito".

A mi me habían calificado como el director que dilapidaba los recursos habidos y por haber no solo del cine cubano, latinoamericano, español..., una fama que me acompaña hasta hoy día, a despecho que llevo cinco años bregando con la idea del Cine Pobre. Lo cierto es que parte de los estigmas que acompañó la promoción en contra de "Cecilia" uno de ellos se basaban en los altos costos de producción, que yo había dilapidado el arca nacional, era casi como un enemigo público, si no el uno, era el dos, pero estaba en un rango muy alto, y me di a la tarea también de encontrar temas que fueran harto complejos desde el punto de vista de la puesta en escena, que no es el caso de "Amada" (1983) que era una película prácticamente de una sola locación, una obrita de Carrión que efectivamente se podía hacer con pocos recursos, en pocas semanas de rodaje, no era suficiente hacer "Amada", yo tenía que hacer una película de época y demostrar que mi staff y yo teníamos la pericia, la sabiduría, -ya hay que decirlo porque de tanto vilipendio pues uno tiene también que tener un poco de autoestima-, que teníamos la sabiduría de hacer una película que iba a dar la impresión de que había costado los millones que todo el mundo temía que yo dilapidara y hacer una película con un cuarto de millón, 250 000 pesos cubanos, y dar una visión de magnificencia; realmente hicimos la película con muy pocos recursos, con muchos elementos de utilería que son préstamos de amigos, o de personas que tenían colecciones particulares y la ofrecieron a la película, el vestuario era lo poco que quedaba en el ICAIC, ya en los años ochenta el vestuario estaba muy desvanecido, destruido, y bueno, fue una película donde la labor tanto del director artístico como del diseñador de vestuario fue muy encomiable pues de la nada, cual acto de magia crearon una imagen, una ostensión de prolijidad económica, la película da la impresión, según me dicen, de que costó millones, millones de dólares y realmente fue una película de muy modestos recursos.

Fue una apuesta muy bonita porque, de cierta forma, Humberto Hernández, el productor, fue el que decidió definitivamente que se hiciera esa película; cuando presentamos el proyecto estaba en que aprobado, en que no aprobado, había mucha reticencia, todavía estaba el maleficio con que habían coronado a "Cecilia" dando vueltas, y había cierta reticencia por parte de la dirección a no entrar en un nuevo periplo de riesgo, el caso que Humberto Hernández dijo: vamos a hacer la película, y vamos a hacerla y la vamos a hacer y esa voluntad, esa decisión, más todo un espíritu de cooperativa, de coherencia entre todos, logró que se hiciera la película. Es una película que yo amo mucho, "Un hombre de éxito", es decir, yo soy considerado el director de una sola película, yo soy considerado el director de "Lucía" (1968), está bien, yo estoy muy orgulloso de eso porque "Lucía" finalmente es una película muy carismática y que ha tenido un éxito mundial, así que me viene muy bien ser el director de una sola película, pero "Un hombre de éxito" es una película que yo quiero mucho.También significa una película en que yo experimentaba en muchos órdenes, en el orden de la música, es una película que la banda sonora es muy especial, Nelson Rodríguez trabajó muy bien conmigo esta banda sonora, es una película donde prácticamente no hay música incidental, se podría decir que es la historia de la música cubana la que va llevando incidentalmente la historia, la película hace un recorrido por diferentes etapas de la vida nacional, y al mismo tiempo ese recorrido está apoyado por las diferentes partituras de grandes hitos musicales que tenían ese carácter simbólico casi, de iconos sonoros.

La imagen fue una osadía. El director de fotografía Livio Delgado logró, a mi modo de ver, con el ORWO color, una policromía, y una densidad visual, hasta ese momento no lograda; el ORWO color tenía como problemas, el resultado siempre en las copias era muy terroso y había como una cierta vaguedad en la definición de los contornos, no sé si me equivoco yo no soy especialista en esta materia, entonces Livio ya en "Cecilia" había experimentado, pero bueno aquí yo creo que logró en base a mucha iluminación y después reduciendo el diafragma, una densidad, unos contornos bien definidos y una policromía que realmente no parecía una película hecha con un material tan polémico, a mi modo de ver, tan débil.

Luigi Nono, el gran músico de la vanguardia europea, lo había conocido, estaba aquí en La Habana, fui a un concierto de él que me parecía maravilloso, le pedí la partitura y me dijo: Hágala, es de usted, me dio los derechos de autor, yo que había trabajado con Leo Brouwer, pues también tuve el privilegio de tener a Luigi Nono en una partitura musical, que son los pocos momentos de música incidental en la película, porque como es una música absolutamente vanguardista, no funciona dentro del epicismo dramatúrgico de la música incidental del cine, funciona como un contrapunto, funciona en virtud de una dicotomía, nunca se enlaza, es como una especie de personaje sincopado en la historia.

Me gusta mucho Daisy Granados, me parece es de las mejores cosas que ella ha hecho, el personaje de esta cabaretera, picarona, ese pobre diablo de mujer, mujer de origen humilde que ha ascendido gracias a un precario talento y más que nada a ser la concubina de personalidades políticas, es un personaje que ella plasmó con mucha sagacidad, es muy inteligente la manera en que Daisy construyó su personaje, lo compuso, ayudada por mi, pero sabiendo todos que Daisy es una gran actriz, es como Isabel Santos, actrices que tienen una autonomía de criterio, y que realmente tú estás trabajando con grandes intérpretes de un instrumento, grandes ejecutantes, y basta una conversación para lograr la tesitura, la modulación que tú necesitas para tu puesta en escena. Tuvo el debut en el cine de Mabelita Roch, que fue una revelación en el cine cubano, actriz que desgraciadamente abandonó el país porque yo tenía muchos proyectos con ella, y César Évora que se "cosmopolitizó" con "Un hombre de éxito" y de ahí salió directo para las telenovelas mexicanas.

Si tenía sagacidad para dirigir actrices también lo tenía para dirigir actores porque había dirigido nada más y nada menos que a Eduardo Moure, en "Lucía", y a Ramón Brito, en el segundo cuento, es decir, que yo había demostrado saber hacer mi trabajo también con los actores masculinos, me parecía que me estaban metiendo en un cliché, en una especie de maniqueísmo, el director de las actrices, el que sabe llegar al alma femenina y toda esa tontería, y bueno, no era que me lo propusiera muy conscientemente, pero evidentemente mi inconsciente me llevaba a realizar una película como "Un hombre de éxito" donde realmente son los personajes masculinos los que tienen una preeminencia, para después en el futuro, pues hacer un cine donde tanto el personaje masculino como el femenino alcanzan igual grado de protagonismo, como es el caso de "El siglo de las luces" (1992), "Miel para Oshún" (2001), de la reciente "Barrio Cuba" (2005).

El estreno de la película fue muy simpático porque el mismo día que se estrenaba en el marco del Festival de Cine de La Habana, se hizo una crítica nefasta, cambiaron el nombre de la película por "Un hombre sin éxito", y el hombre sin éxito era yo, que no lograba poner una, que no atinaba a hacer nada de calidad, digo ahora divertido porque después la película obtuvo el Premio Coral compartido con otra película brasileña, al Mejor Largometraje de Ficción, y obtuvo Corales de fotografía, no recuerdo si de montaje, de dirección artística, etc, tuvo varios premios. A la sazón estaban en Cuba, Jack Lemmon y Gregory Peck, dos actores de Hollywood muy célebres, y ellos apadrinaron la película, la llevaron a Los Ángeles, la película resultó clasificada. Tú sabes que antes no era como ahora, la entrega del Óscar tenía varias etapas, y la película clasificó en esa primera etapa, inclusive yo estuve preparado para ir a Hollywood en caso de que clasificara entre las seis finalistas como Mejor Película Extranjera, es decir que la película tuvo un cierto éxito, también fue invitada a Un Certain Regard en Cannes, de hecho fue mi tercera participación en Cannes con una película. Fue una película que estuvo bien desde el punto de vista de la crítica, aunque con la crítica nacional yo seguía teniendo problemas todavía, y yo no tengo rencores, son heridas que se han cerrado.

Es de las películas cubanas, que se exhibe casi todos los años por la televisión cubana, es muy curioso, es la única película mía que yo puedo ver todos los años, y lo que pasa es que  tiene una cierta magia, porque es de las películas que si tú mueves la cámara un milímetro para acá, descubres que es un desastre, es decir, está tan perfilada la imagen, está tan bien aprovechado el pequeño espacio de lujo, en el caso de que estemos buscando el lujo; el vestuario: César Évora tenía un smoking que estaba lleno de huecos, mejor dicho, tenía dos sacos, cuando eran los planos frente a cámara utilizábamos el saco que la polilla había desvastado por la espalda, y cuando él estaba de espaldas utilizábamos el otro smoking, y así fue hecha esa película, en la que un milímetro te podía traicionar, a mi me crea como un encanto de magia, circense, ¡cómo pudimos dar una imagen tan rica, tan ostensible con tan pocos elementos! Recuerdo otras cosas, yo tenía que hacer una fiesta en la casa del señor Argüelles, un hombre vinculado a la política, y no tenía el vestuario ni tenía los extras con el aire ese propio de gentes de la aristocracia, y tuve la ayuda hasta del cuerpo diplomático de aquel momento, a través de un grupo de amigos, pues estuvieron disponibles, las señoras fueron a Europa, mandaron a comprar sombreros de la época, charpes, bisutería de la época y por eso esa secuencia está muy bien cuando la cámara hace un largo dolly en el jardín de la casa del tío de los Argüelles, porque realmente cada uno de los extras están con un vestuario apropiado y tienen la expresión de clase que corresponde a su verdadero origen.

Yo estaba tan abrumado y traumatizado por la repercusión que había tenido "Cecilia" que me consideraba incapaz de hacer un guión, porque a pesar que yo tenía mecanismos de defensa bastante fuertes, me traicionaban a la hora de esbozar una nueva película. "Amada" es un guión de Nelson Rodríguez, y una codirección con Nelson Rodríguez, yo estaba realmente inválido, habían logrado su objetivo, me habían invalidado, o estaba en una fase de recuperación; en ese momento me sometí a un tratamiento de ortodoncia, y el dentista se llamaba Juan Iglesias, y mientras acudía a aquellas sesiones que no terminaban nunca, yo tenía la impresión que mi boca era terrible porque estuve meses siendo tratado, y desde la primera reunión él me preguntó qué película yo hubiese querido hacer en ese momento y yo le explicaba que quería hacer una saga republicana, una película contra el oportunismo, una película que todo se instrumentalizara en el seno de una sola familia, los antagonismos de credos, de visiones, de cosmogonías, de concepciones del mundo, entre hermanos, y yo hablaba y hablaba mientras él me indultaba las caries y todas esas cosas y un buen día me dijo: mira la película que tú quisieras hacer, tengo un esbozo de guión, y efectivamente me da el primer guión de "Un hombre de éxito" que fue el resultado de toda esta terapia con mis dientes, con mi boca y el guión surgió en base a eso, y fue el descubrimiento de un guionista para el cine cubano, Juan Iglesias".

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