"La vida inesperada": El reencuentro Javier Cámara-Raúl Arévalo

Arévalo y Cámara
La gente emigra buscando cumplir sus sueños, pero muchas veces esos sueños se comen tu vida y te machacan de una forma cruel. Así podría describirse la nueva película de Jorge Torregrosa. Durante el pase promocional de "La vida inesperada", que llegará a las salas españolas el próximo día 25, al que acudió junto a sus dos actores protagonistas, Javier Cámara y Raúl Arévalo, quienes se embarcaron juntos como azafatos en el frustrado vuelo a México de "Los amantes pasajeros", el realizador afirmó que "esta es una película completamente diferente", refiriéndose a su anterior obra, la fatídica "Fin".

La película cuenta como el primo de Juanito (Raúl Arévalo) se instala, durante las semanas anteriores a su boda, en el piso de este (Javier Cámara), que está viviendo a 10 000 kilómetros de distancia el sueño americano en busca de la oportunidad de convertirse en actor. Allí se descubrirá como, muchas veces, los sueños no son suficientes para sobrevivir. Este planteamiento, externamente dramático, es uno de los puntos más agrios de una película que, si bien está dentro de la nueva situación social -una situación donde la emigración es el pan nuestro de cada día-, desentona con el punto de inflexión positivo característico de una comedia. El director ha querido defender su obra declarando que "no se trata de un mensaje exclusivamente negativo. Lo que quisimos retratar fue un sector de la población que lucha por sus sueños aunque estos parece que se le resisten". A esta defensa de la película, el actor Javier Cámara también quiso defender la película diciendo que "no se trata de una película negativa, sino de una película realista. Muchas veces te encuentras a gente con una edad bastante avanzada que dicen ser actores, pero desgraciadamente te das cuenta que no pueden dedicarse profesionalmente a ello".

En este ambiente tan desesperanzador en el que se desarrolla la cinta, los actores quisieron dar un punto positivo al pase, que estaba dirigido especialmente a estudiantes universitarios. "Los sueños hay que lucharlos, con perseguirlos no es suficiente. Es imprescindible intentarlo continuamente, aunque no tengas posibilidades. Da igual las veces que te rechacen, que los demás te digan que no hay futuro en ello o que es más fácil hacer otras cosas. Si has nacido para ello no puedes hacer otra cosa. Yo no puedo imaginarme la vida sin ser lo que soy" comentaba un Javier Cámara especialmente motivador, a lo que Arévalo añadió "puede que tarde en llegar, pero no puedes luchar contra lo que eres". Por su parte, el realizador también quiso sumarse a la positividad reinante añadiendo que "siempre quise ser director de cine. Desde que entendí que mi vida debía ir en una dirección hacia una meta quise serlo y nunca pensé en intentar ser otra cosa".

La película, que fue rodada en Nueva York, Toronto y Madrid, esta dialogada en castellano e inglés, dependiendo de la nacionalidad de los personajes que están en escena. De esta manera, una gran cantidad de gags cómicos están justificados a partir del desencuentro dialéctico y la falta de comprensión del idioma. Así pues, tanto el cineasta como los protagonistas han querido reivindicar la necesidad de respetar el trabajo realizado refiriéndose a la imposición a la que fueron sometidos tanto Cámara como Arévalo de doblar sus escenas en inglés ellos mismos. El resultado de dicha operación es desastroso, adjetivo con el que coincide el director que dijo "lloro cada vez que veo una secuencia doblada. No sólo porque han estropeado el trabajo de todos los actores, sino porque han obligado a Javier y Raúl a doblarse a si mismos cuando ellos no tienen ni idea de como se hace eso".

El actor de "La mala educación" señaló que "del negocio del doblaje viven 3000 personas a las que no se puede echar a la calle así como así, pero creo que se trata de una lacra que sólo perjudica. Sin doblaje se elevaría el nivel de compresión de inglés en la población, entre otras cosas" a lo que añadió, en un tono más cómico, "quemaría todas las empresas de doblaje de este país durante la noche. Si no lo hago es porque no quiero que me llenen el twitter de insultos". Pero no sólo atacaron la exhibición doblada en las salas españolas y latinoamericanas, sino también del alto precio que tienen las entradas de cine. "Las entradas son carísimas. Un visionado de una película no puede costar 9€", dijo Raúl Arévalo, el primero en atacar el tema.

Por otro lado, el actor ganador del Goya por "Vivir es fácil con los ojos cerrados" intentó justificar el precio añadiendo que "las entradas tienen el precio tan alto no sólo por el IVA cultural, que esta por las nubes, sino por unos porcentajes altísimos de los distribuidores que hacen que la gente que crea las películas y que en muchos casos hipotecan sus casas y ni siquiera se llevan el 1% de esa venta". El director, por su parte, quiso hacer mención a la necesidad de abaratar los precios para el cine sobreviva "no se trata sólo de suposiciones. El cine es caro y la gente no va a las salas por el precio. Se ha demostrado con iniciativas como La fiesta del cine en la que hay colas increíbles para entrar a ver películas. Y la mayoría de los que van no se ven sólo una, sino que aprovechan para hacerse dos o tres visionados en una tarde".

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