David Ilundain escribe sobre "B", la película sobre "el caso Bárcenas"

El equipo de ''Por mis bigotes''
Por David Ilundain

Cuando entré al Teatro del barrio a ver por primera vez Ruz-Bárcenas iba con miedo. Había invitado a tres amigos que no viven en Lavapiés, que no están especialmente al tanto de la política, que no van al teatro o al cine a menudo, que tienen niños y poco tiempo libre, a ver una obra que es una transcripción de una declaración judicial.

Sinceramente, tenía miedo de que a los diez minutos de función, quisieran matarme. Pero eso no sucedió. Desde el primer minuto los noté tensos, viendo a un hombre en una situación de western, solo ante el peligro, tratando de defenderse como gato panza arriba, dispuesto a confesar buena parte de sus delitos pasados. Y a un juez que se sentía muy presionado, que con 38 años está llevando un caso de corrupción del partido del gobierno desde una plaza interina de la Audiencia Nacional. La tensión, el miedo, la arrogancia, los ataques, la defensa, la verdad y la mentira... Contra todo pronóstico, en aquel escenario lo que había (como debe ser) eran EMOCIONES. Por eso el público se reía, murmuraba, desplazaba su mirada hipnotizado como si una pelota de tenis viajara de un lado al otro de la sala. Por eso mis amigos salieron eufóricos, con una sonrisa en la cara y con una mueca que decía algo así como “qué fuerte”. Y yo ya no estaba prestando mucho interés a la conversación. Ya estaba pensando que había que convertir eso en una película.

Todo lo que aparece en el guión se dijo el 15 de Julio de 2013 en la Audiencia Nacional. Desde ese punto de vista, decimos que "B" es una película documental. Naturalmente, es un trabajo de recreación con actores, pero la intención es que sea lo más cercano posible a la realidad.

En parte, este es un trabajo heredado de la función teatral. Si algo ya tienen conseguido Pedro Casablanc y Manolo Solo es que, inmediatamente, el espectador se sitúe en medio del interrogatorio y ellos desaparezcan... y veamos a Bárcenas, contestando a Ruz. En la película aparecen más personajes, que se corresponden con el resto de abogados de las defensas y acusaciones que estaban en esa sala judicial. El trabajo con todos ellos ha de ser híper naturalista. Los personajes se interrumpen, pisan sus intervenciones, vuelven atrás o divagan para contestar a una pregunta anterior, porque así ocurrió y así ocurre en la vida diaria.

Un documental suele conllevar trabajar con cámaras ligeras, versátiles y que permitan captar el momento tal cual se produce. El documentalista vale más por saber estar donde va a ocurrir lo que intuye, que por conseguir una imagen técnicamente perfecta. Ese es el lenguaje que queremos reproducir en esta película. La sensación de estar dentro de la sala tiene que ser máxima. El espectador tiene que sentir que estamos autorizados a rodar este interrogatorio y que le estamos transmitiendo directamente la realidad. Para ello rodaremos con tres cámaras en muchos momentos, para captar los momentos como si fueran únicos, sin necesidad de hacer demasiadas tomas. Aunque es una película sin apenas movimientos de actores, que por lo tanto no justifica movimientos de cámara, las cámaras estarán al hombro para transmitir esa “respiración” natural de la visión humana, de nuevo con la referencia del documentalista que lleva su propia cámara en la mano, a sabiendas de que en cualquier momento tiene que panear, porque hablan varias personas y él no sabe en que momento se va a producir la siguiente intervención, ni quién la hará.

La Audiencia Nacional ese día, era el centro del país. Afuera esperaban decenas de periodistas para contar lo que ocurría dentro.

Tanta era la expectación, que alguien consiguió filtrar en Twitter, frases de la declaración de Bárcenas, lo que provoco que Ruz retirara los ordenadores y tabletas a todos los que estaban en la sala. Era 15 de Julio. Hacía calor. La sala era muy pequeña para las 20 personas que la “habitaban”. En realidad era una sala de lo social, no de lo penal, edificio de la Audiencia Nacional que estaba en obras. No era la sala adecuada, no tenía ventanas. El ambiente opresivo se fue haciendo muy denso conforme pasaba el tiempo. Las corbatas apretaban cada vez más. El sudor ya no se podía contener. Cinco horas duró la declaración. El cansancio, la derrota para unos y la satisfacción para otros al final del “combate” eran evidentes. Y todo esto para conseguir que el espectador repita esa sensación que yo tuve a la salida del teatro.

Sí, la política era el telón de fondo, pero no salimos y debatimos sobre política. Discutíamos sobre si Bárcenas mentía o decía la verdad, sobre si saldría o no condenado, sobre la podredumbre que genera la corrupción, mucho más allá de aquellos que la cometen en la cúspide... pero no hablamos de política ¿o sí?

(*): Nacido en Iruña / Pamplona en 1975, estudió cine en la escuela cubana de San Antonio de los Baños. "B" es su primer largometraje tras 6 cortos y algunos trabajos para televisión. Se trata de una reconstrucción del interrogatorio judicial al extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, de quien se descubrió manejaba una multimillonaria cuenta bancaria en Suiza, amén de estar implicado en otros casos de corrupción.

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