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Manuel Huerga escribe sobre "Pepe & Rubianes"

Pepe Rubianes
Por Manuel Huerga *

Posiblemente la atracción hacia el personaje de Pepe Rubianes pueda venir del hecho de que nos muestra sin tapujos ese espíritu libre que muchos llevamos dentro, el auténtico "yo", el que no hace trampas jugando al solitario, el que dice lo que piensa y hace lo que dice, caiga quien caiga. Su osadía crea admiración —y tal vez envidia— por hacer eso que nosotros no somos capaces de hacer.

Rubianes hizo del relato de su vida su mayor espectáculo, no sólo por estar en los escenarios de forma ininterrumpida durante tantos años, sino también a través de las frecuentes entrevistas televisivas con los comunicadores más populares. Su sola presencia en estos programas ya era garantía de entretenimiento, sin que dicha presencia estuviera justificada por ninguna noticia o acto de promoción. Iba, literalmente, a estar "de charleta" con el entrevistador, normalmente amigo personal, y a contar anécdotas y chistes, y, por qué no, a improvisar saltándose el protocolo convencional, repartiendo ideas deliberadamente provocadoras y políticamente incorrectas a diestro y siniestro, que ejercían un efecto liberador en la audiencia, excepcionalmente condescendiente y permisiva con ese lenguaje extralimitado.

Jugó tanto con los límites de esta tolerancia que, en los últimos años de su vida, se topó de frente con los enemigos de la libertad, haciéndole la vida imposible con amenazas de muerte, denuncias y juicios. Aquel desgraciado episodio le debilitó física y moralmente; se podría decir que su tabaquismo casi militante hizo el resto.

Un personaje tan irrepetible y atípico que merece un acercamiento documental que no persiga inútilmente la cuadratura del círculo. Rubianes se explica por sí mismo, ya que ha dejado horas y horas de legado televisivo y de sus espectáculos. Para llegar a Pepe, es decir, a la persona que hay detrás del personaje, con sus luces y sus sombras, era necesario acceder a su círculo de amistades cercanas, aquellas que han compartido con él vida, amistad y amor.

Tratándose de los amigos de Pepe Rubianes, hubiera sido casi un despropósito plantear el documental como una reconstrucción biográfica, bajo la forma convencional de entrevistas a unos y a otros, especialmente, cuando esta vida ha sido relatada, exagerada y, en algunos casos, inventada —o reinventada— por su propio protagonista. Estos amigos, como no podía ser de otro modo, forman el selecto club de "Las viudas de Pepe Rubianes" y comparten la forma de ver la vida, el sentido del humor y, sobre todo, un montón de recuerdos con los que invocan la figura de su compañero desaparecido. Quedan para cenar y, cómo no, han contribuido decididamente, por ejemplo, a poner el nombre de Pepe a una calle del barrio de Gràcia.

Así, decidimos poner varias cámaras alrededor de una cena y dejamos que la figura de Pepe fuera cogiendo formas caprichosas, a veces tiernas, a veces contradictorias, inéditas, sorprendentes, incrédulas, pero siempre divertidas y transgresoras, como las de sus amigos.

La idea no era hacer un ejercicio de nostalgia plañidera. Nadie es bueno o malo. Rodar en blanco y negro nos ayudó a ver la esencia de lo que comparten los comensales, más allá de la propia cena. A veces se entrevé lo que están pensando mientras se escuchan los unos a los otros. El color da vida de nuevo a los momentos más celebrados del artista galaico-catalán.

(*): Manuel Huerga ("Antártida"), realizador de numerosos documentales biográficos en cine y televisión, estrena este viernes este largometraje en torno a la figura del irrepetible actor y humorista Pepe Rubianes, fallecido de cáncer hace casi tres años.

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