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Guillermo Arriaga vs Vicente Leñero, dos formas mexicanas de entender el guión de cine

Leñero
Leñero
Dos de los más importantes figuras de la escritura en el cine mexicano, Vicente Leñero ("El callejón de los milagros") y Guillermo Arriaga ("Amores perros"), protagonizaron uno de los más apasionados debates en el marco del I Encuentro de Escritores Cinematográficos, que tuvo lugar la pasada semana en Ciudad de México. En la charla, Leñero y Arriaga compartieron sus respectivas visiones sobre oficio de la escritura y coincidieron al afirmar que el público contemporáneo "es muy sofisticado", por lo que el escritor de libros cinematográficos debe estar a su altura.

"El espectador es experto en ver películas, es un agudo observador; es difícil escribir para la rápida percepción de los espectadores", señaló el veterano autor del guión de "El crimen del Padre Amaro".   

Guillermo Arriaga atribuyó la refinación del auditorio al uso "en la vida cotidiana de estructuras muy sofisticadas para relatar; la gente no cuenta lo que le pasa de manera lineal, el 'flash back' es la forma natural para contar historias, el cine es muy joven y tenemos que explorar nuevas narrativas en él", dijo.   

Sentados lado a lado, sus perspectivas sobre el ser escritor de cine se confrontaron ante la fascinación de los ahí presentes: Leñero, con la humildad de quien ha leído mucho y andado mucho, se definió como "un artesano más que un artista, cuyo problema es la falta de imaginación" y quien considera que no se "vive sólo de escribir"; mientras que Arriaga, sabedor de su talento y del éxito de sus historias, y con el ímpetu de quien tiene muchos proyectos por delante, se consideró un "autor muy afortunado que busca dignificar la labor de los escritores", convencido de que "como te vendas, te compran".   

Interrogados por el también escritor José Gordon –moderador de la plática- sobre la capacidad de concisión del cine, Vicente Leñero dijo que el llamado séptimo arte hace posible que veamos pasar las historias "a una gran velocidad, la velocidad de nuestros tiempos"; y Guillermo Arriaga comentó: "la vida es vertiginosa, el reto es plasmar en imágenes los momentos más representativos de la existencia, sobre todo cuando hablamos de que las derrotas más profundas son las íntimas".   

Fieles a sus respectivos temperamentos, el autor de "Los albañiles" y "Los periodistas" y el realizador de "Lejos de la tierra quemada / Fuego", expresaron su opinión sobre la participación del escritor del libreto cinematográfico en el proceso de rodaje: el primero indicó que aunque el autor del texto vea como traiciones a su obra las modificaciones que realice el director de la película, "su trabajo termina al entregar el escrito" y para evitar, en la medida de lo posible, esto, "hay que escribir, como (Ernest) Hemingway, sólo con los elementos indispensables"; en cambio para el segundo, a veces es necesario estar hasta la edición del film.   

Tanto Leñero como Arriaga indicaron que el misterio es un elemento fundamental en todo buen relato: el también periodista mencionó: "a la gramática cinematográfica la caracteriza el contrapunto, en el cine es muy difícil hacer avanzar el tiempo, por eso se requiere una serie de escenas que jueguen con los claroscuros de la historia, y cada una de ellas debe contener una gota de misterio, éste es el factor que hace a las obras importantes".   

Por su parte, el creador de "El búfalo de la noche" comentó: "es el misterio, la pregunta dramática de cada escena la que te vincula a la siguiente, es lo que hace que el espectador se enganche".   

Y hablando de enganchar, Arriaga hizo énfasis en que el escritor de cine sepa seducir con su texto, "con él debe emocionar y convencer" a toda una gama de personas, desde los productores hasta los espectadores.   

El nominado al Oscar por "Babel" y ganador de la Palma de Oro por "Los tres entierros de Melquíades Estrada", destacó que escribir un libreto cinematográfico no sólo implica la redacción de diálogos, sino la construcción de estructuras: "personajes y sus universos", y señaló que le obsesiona la relación de los sujetos con los espacios, así como "los silencios, los colores, eso también es dramaturgia", apuntó.   

LeñeroPor otro lado, Vicente Leñero estimó que en Latinoamérica lo que hace falta "no son buenos guiones sino buenas películas, que sorprendan" y Guillermo Arriaga refirió que "es la recuperación de la inversión por parte de los productores", lo más urgente para el cine de la región.   

El director dijo que "los cineastas deben hablar de lo que conocen, de lo que les sea cercano, puedes hablar de tu vecino y desde ahí hacer crítica social sin ser obvio", y advirtió de la "pérdida de la capacidad para crear ficciones que está experimentando el mundo, por volcarnos al mundo exterior en vez de explorar en nuestro interior".   

Finalmente, Arriaga afirmó, refiriéndose al hecho de que sus obras han sido dirigidas por primeros directores: "prefiero el riesgo que la certidumbre, lo más interesante en el cine es el riesgo y en mi caso los resultados han sido afortunados".   

Y Vicente Leñero resaltó el deseo de todo escritor porque sus personajes sigan viviendo en la memoria del público después de acabada la obra.

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