Por Jon Apaolaza

El Ministerio de Cultura, que preside la guionista y directora Angeles González-Sinde, ha actualizado -¡por fín!- unos datos oficiales de taquilla que no tocaba desde junio del año pasado. Esta semana daba a conocer los totales de 2010, mejorando las cifras, difundidas antes por la auditora Rentrak, en casi 11 millones de euros y en un 1,3% la cuota de pantalla del cine nacional frente al foráneo. Ello no ha evitado que de las más de 100 películas españolas producidas y proyectadas sólo 3 hayan logrado amortizarse en las salas nacionales.

La recaudación total del cine español, según el Instituto del Cine (ICAA), dependiente de Cultura, ascendió el año pasado a 80,27 millones de euros, frente a los 69,7 millones que calculó Rentrak. La cuota oficial de mercado habla de un 12,1%, que ya no es como la primera en difundirse la peor de la década, aunque sí una de las más bajas.

Sin embargo, el principal problema de la industria española es su carácter netamente deficitario. Por encima de que las ayudas públicas superaron a los ingresos en taquilla, en el caso concreto de las películas, tratadas de una en una, es donde más letales resultan las cifras.

Con una producción por encima del centenar de títulos anuales, sólo tres obtuvieron en 2010 más de un millón de espectadores. Mientras que el presupuesto medio es de 3 millones de euros, siempre según el ICAA, el número de cintas que obtuvieron más de un millón en taquilla fueron 16, pero si enfrentamos esos presupuestos con lo que -de lo recaudado- finalmente llega a los productores descontado las ganancias de distribuidores y exhibidores, nos encontraríamos que sólo tres películas habrían recuperado su costo, las tres más vistas: "3 metros sobre el cielo", "los ojos de Julia" y "Que se mueran los feos".

Bien es cierto que cada vez son más las que logran venderse en mercados foráneos o son adquiridas por televisiones (cuando no directamente producidas, como las tres recién citadas), pero según los criterios internacionalmente aceptados, un film es rentable cuando logra en su propia taquilla recaudar al menos el doble de lo que costó.

La triste realidad es que la aplastante mayoría de las películas producidas por compañías españolas no logran en taquilla el millón de euros, cifra mágica que sólo obtuvieron o superaron el año pasado 16 películas, es decir más o menos un 15% de las producidas.

Obviamente las culpas pueden repartirse mucho, y las principales no son achacables a quienes se dedican al cine. Así, los mercados de exhibición y distribución tienen una gran dependencia de Hollywood, agente dominante en las salas, y con una capacidad de inversión publicitaria infinitamente mayor. Salvo contadas excepciones, ni el marketing ni la promoción del producto autóctono se hacen bien. Sobre todo por falta de medios, pero también de profesionales dedicados e imaginativos, en particular en lo que a la promoción en prensa se refiere.

Frente a todo lo anterior, ningún gobierno de centro, derecha o izquierda ha tratado de mejorar las condiciones del mercado, y se ha limitado a apoyar la producción. Se hace más cine que nunca, y nadie parece demasiado preocupado por que éste no se vea, empezando -lamentablemente- por sus autores y productores.

"Torrente 4" es el gran éxito que mejorará posiblemente las cifras globales de 2011, pero seguirá habiendo demasiados fracasos comerciales, y no sólo los de "debutantes" que estrenan con pocas copias. Ya vimos el año pasado estrellarse a cintas de reputados cineastas como Bigas Luna, Carlos Saura, Julio Medem, Fernando León de Aranoa o Vicente Aranda, y en menor medida Alex de la Iglesia.

En vísperas del proceso electoral -que se anuncia disputado- en la Academia, sería bueno que esa institución se planteara convertirse en el foro en el que los profesionales discutieran soluciones a un panorama que en tiempos de crisis económica, recursos recortados, televisiones que no compran cine español, y menor asistencia a las salas se dibuja cada vez más negro.

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