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I Festival Internacional de Cine en Panamá: Un balance

La sede de las galas del festival
Por José Romero

Una frenética semana de buen cine superó las expectativas de no solo de los organizadores sino del ciudadano panameño que tuvo luego de muchos años, la más clara opción de poder ver otro cine, ese que frecuentemente no es programado en las cadenas exhibidoras de nuestra región, y respondió del mejor modo pues llenó varias de sus funciones; siendo las más solicitadas las incluidas en la muestra "cine del istmo", que tuvo una concurrencia del 91%.

También se supo hacer frente y no sucumbir al fenómeno global de "Los vengadores" y de paso, elevar la media normal de asistencia de un 22% a un muy estimable 54%. Otro hito reciente, está en la promulgación de una ley de cine que se firmó en el marco del evento; qué duda cabe que este Festival aceleró los procesos e hizo tomar conciencia a las figuras del gobierno sobre la urgencia de una legislación cinematográfica local.

La gala de clausura estuvo a cargo de "La chispa de la vida", del director vasco Alex de la Iglesia, quien así mismo fue motivo de una pequeña retrospectiva de cuatro de sus películas; minutos después de la ceremonia la codirectora del festival, Pituka Ortega Heikbron, declaró en exclusiva que "lo que ocurrió en Panamá en estos días, puede ser algo que refleje lo que puede ocurrir en toda Latinoamérica, eventualmente el cine panameño va a ser parte del cine latinoamericano pero el más importante logro todavía en proceso, será el desarrollo de un cine panameño que trascienda, si no se ve afuera no sirve, entonces este festival puede y debe ser una plataforma para que el cine colombiano, peruano, guatemalteco, etc. sea visto, o pueda desarrollarse mediante las coproducciones o nuestras locaciones que están al servicio de toda la región, esa es nuestra responsabilidad".

Estos días en la ciudad de Panamá se observó a un pueblo reclamando por ver su cine y de paso se vino abajo aquel prejuicio que decía que el panameño no responde a lo suyo. El estreno mundial de la cinta panameña "Ruta de la Luna", demostró que toda nación necesita y quiere verse reflejada en la gran pantalla. La "road movie" de Juan Sebastián Jacome es el relato de un joven albino que un buen día se reencuentra con su padre, quien tiene problema de salud y prácticamente lo fuerza a acompañarlo a un torneo de bolos que tendrá lugar en Costa Rica. En ese viaje, a bordo de un añejo Lada, aflorarán los rencores y las pequeñas deudas pendientes entre ambos. Cinta correcta, bien realizada que permite abrigar esperanzas sobre el futuro inmediato de un cine panameño ya bajo el amparo de una nueva ley.

Se proyectaron más de 50 películas de 28 países y el premio del público recayó en la película cubana de zombies "Juan de los Muertos". No deja de sorprenderme la empatía casi inmediata que logra en cualquier país donde se exhiba; y en segundo lugar estuvo "La voz dormida" del español Benito Zambrano.

La selección de películas tuvo una personalidad muy bien definida, se optó por películas con contenido, de calidad pero de accesibilidad para un público que normalmente no puede hallarlas. En ese sentido tuvieron muy claro, que una de sus objetivos era el "instruir" al cinéfilo local. Lo mejor que aprecié en términos estrictamente fílmicos está en "Sangre de mi sangre", "El chico de la bicicleta", "Le Havre", "Una separación", "Pina", "Monsieur Lazhar", "Poetry"; y de Latinoamérica, me gustaron "Distancia", "Girimunho", "Fecha de Caducidad", "El estudiante", entre otras.  

Se cierra así una nueva y atractiva  vitrina de cine internacional, que tiene ya asegurada una segunda edición en el 2013.

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