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Las voces amerindias del canadiense Festival de la Presencia Autóctona

'Jopói, todos juntos'
A muchos les queda lejos: la cultura agrícola, la música tradicional, el tiempo marcado por las estaciones, la siembra, la recogida, las tareas del campo. El sueño de una vida mejor representada en las ciudades. A muchos nos quedan lejos las preguntas que un día, otro, otro, se hace Feliciano, el protagonista de "Mi Chacra", la crónica de Jason Burlage desde Perú que se proyecta en el Festival de la Presencia Autóctona de Montreal, considerado el evento mundial especializado en audiovisual indígena más importante.

El tiempo es relativo: el tiempo son los días y los meses que pasan desde la siembra hasta la cosecha. Un año y otro año. Así en un bucle que marca la vida de un hombre que un día tuvo la oportunidad de soñar con un "futuro mejor", lejos de la comunidad indígena inca en las montañas del Valle Sagrado, de una tradición que se transmite de padres a hijos a través de las generaciones. Un futuro truncado por la muerte de su padre y la necesidad de hacerse cargo de la granja y las tierras. Burlage nos cuela en la vida de Feliciano al tiempo que también nos abre una rendija a la historia: la de los Incas, desde la conquista por los españoles, los años de las "haciendas", la rutina actual, en el marco incomparable de la belleza del paisaje.  Una crónica sobre la frágil comunidad quechua en lucha contra una creciente urbanización

Las cuestiones vitales de Feliciano y la mirada intimista del director hacen de este film un indispensable en la cita del Festival de la Presencia Autóctona, que sirven para proyectar las realidades más alejadas a nuestra realidad, las que protagonizan las comunidades indígenas. Más allá de la crítica, de la lucha, del ánimo de juzgar la pertinencia o no, Burlage nos presta sus ojos, los de la cámara, para que seamos nosotros los que nos formemos la opinión. Una tarea que también nos propone, por ejemplo Samuel Pérez, María René Uquiza y Tomás Candia en "Nuestra casa grande", donde es el propio testimonio de un anciano Guarayo el que nos cuenta cómo las compañías forestales han ido devastando las tierras de su nación.

Desde América Latina, uno de los protagonistas cinematográficos de esta 22ª edición del Festival, llegan las voces críticas frente a la historia. Dolorosas realidades que aparecen entre líneas en muchos de los films que se proyectan en Montreal estos días. En "Granito: How to rail a dictator", Pamela Yates combina el thriller y la memoria testimonial en una cinta que nos plantea la necesidad de exigir justicia ante la impunidad de los genocidios guatemaltecos.

Desde Argentina nos llega también "Sip'ohi", la mirada de Sebastián Lingiardi  sobre el investigador Gustavo Salvatierra: una recolección de historias  de la tradición oral de las culturas aborígenes wichi y toba que va recogiendo Salvatierra al volver a su tierra. Una emotiva colección que nos adentrará en una manera sorprendente de sentir la vida, la naturaleza, nuestra relación con lo que nos rodea, desde una perspectiva íntima y a la vez ajena. Esta perspectiva es la que también se impone en los documentales, como el de Paraguay "Jopói, todos juntos", de Miguel Vassy, que explora el impacto que tiene la cultura amerindia en un país en el que menos del 2% de la población es guaraní y, sin embargo, la lengua de esta comunidad es hablada por el 90% de paraguayos.

Visiones contradictorias, visiones sorprendentes, emotivas, críticas; visiones ensoñadoras que nos trasladan a otros mundos posibles, a reflexiones universales, a la cultura y la tradición de los pueblos aborígenes. Estas y otras visiones son las que se pueden ver estos días en la ONF, la cinemateca de Montreal en el marco de este Festival de la Presencia Autóctona.

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