Por José Romero

La trigésima edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara empezó el pasado viernes, pero oficialmente el día siguiente se realizó la inauguración en el ya clásico Auditorio Telmex, que como era de esperar lució abarrotado. Patrocinadores y demás sponsors, autoridades, invitados y staff del festival y los inevitables socialites se reunieron en esta imperdible cita anual de glamour que da su largada con la clásica alfombra roja, por la cual todos, o la gran mayoría desea ingresar al moderno recinto.

Centrándonos en la ceremonia en sí, fue una lástima no contar con la presencia del homenajeado máximo del FICG el director italiano Bernardo Bertolucci. Su sola elección ya me pareció un acto intrépido por parte del festival pues el cineasta ya tenía varios meses postrado en silla de ruedas y  aquejado de complicaciones coronarias. Y a pocos días de empezar el FICG su salud se resquebrajó y  su largo periplo a la capital tapatía tuvo que ser cancelada. Esto no significó el deslucimiento de la apertura de uno de los grandes festivales del país azteca, ya que se contaba con una estrella local de enorme calado en el gusto del espectador latinoamericano: Isela Vega, una actriz con más de 50 años dedicados a la gran pantalla, quizá la más grande estrella femenina que ha tenido este país después de la denominada Época de Oro. Vega es una mujer que ha derribado los prejuicios que aquejaban a la mujer en la pantalla grande. Ella estuvo siempre en contra de lo que se esperaba que una mujer reflejara. Los estereotipos jamás la encorsetaron, ni mucho menos inquietaron.

La Secretaria de Cultura del Estado de Jalisco, Miriam Vachez, entregó el Mayahuel de Plata a Isela Vega por su trayectoria en el mundo cinematográfico, "Qué maravilla, estoy muy emocionada, muchas gracias, viniendo de este festival tan importante y maravilloso, a donde viene gente a presentar sus vídeos, sus películas de todas partes del mundo (...) Este es el premio más importante que he recibido en mi vida, el más importante que he recibido como actriz", manifestó Vega.

La actriz nacida hace 65 años en Hermosillo, Sonora, recibió la mayor ovación de la noche y en sus palabras de agradecimientos, todavía se apreciar aquella incorrección política que es su marca registrada. Y es que Isela Vega, ha sabido ser contestataria en tiempos que realmente lo ameritaban. En sus primeros años interpretar vampiresas o prostitutas no le traía preocupaciones y es que fue gracias a roles populares fue que permaneció en el negocio. No dudo ingresar el subgénero de las ficheras tan popular en este país, ni ponerse a las órdenes de maestros como Sam Peckinpah en "Tráiganme la cabeza de Alfredo García". No resulta extraño, que su presencia incendiaria en esta película, haya cautivado al joven Roger Ebert la llego a calificarla "tan erótica como una joven Anna Magnani".

Además de la película de Sam Peckinpah, se podrá apreciar "Las pirañas aman en cuaresma", producción de 1969. Se trata de una de sus cintas más queridas, que llegó a estar más de cuatro meses en cartel con llenos totales.

Regresando a Bertolucci, de él se pudo ver primero su más reciente trabajo, el cortometraje  "Zapatillas rojas": el recorrido del director en su silla de ruedas en las calles (destrozadas) de Roma, del que solo vemos sus zapatos rojos y todos aquellos obstáculos y baches que se encuentran en su camino.

El programa inaugural terminó con el estreno en México de "Io E Te", su último largometraje y que contra todo pronóstico, resultó de mucho interés. Es la historia de Lorenzo, un adolescente que engaña a sus padres con la coartada de que se va a esquiar a una estación con amigos, para pasar en realidad unos días escondidos en el sótano del edificio donde vive.  Despertares, dilemas sexuales y cuestionamientos de la norma social son ingredientes que sazonan una obra menor, que al mismo tiempo es muestra patente de que a pesar de todos sus problemas de salud, Bertolucci mantiene la creatividad y la lucidez de sus mejores títulos.

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