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Ciro Guerra, satisfecho por la acogida de su "El abrazo de la serpiente" en Cannes

Ciro Guerra
El cineasta colombiano Ciro Guerra ("Los viajes del viento"), ha llevado a cabo su producción más  cara y ambiciosa, "El abrazo de la serpiente", su tercer largometraje y con el cual participa en la sección Quincena de los Realizadores del 68 Festival de Cannes. El cineasta habló para NOTICINE.com sobre el film, los retos que le supuso rodar en la selva y en varios idiomas, con una combinación de actores profesionales foráneos y de indígenas que no habían visto nunca una cámara de cine.

Guerra define "El abrazo de la serpiente" como "una película de aventuras es un viaje al corazón del Amazonas, una película inspirada en los diarios de los primeros exploradores que recorrieron la Amazonía colombiana y cuenta la historia de un personaje, que es un Payé, un chamán indígena, que a través de su encuentro con hombres de ciencias que vienen en diferentes momentos del tiempo a la Amazonía en busca de conocimientos y recursos. A través de sus encuentros, este personaje encontrará  una razón para vivir, para salir adelante seguir adelante. Es una exploración de lo que es la visión del mundo indígena completamente diferente a la nuestra  y como desde esa perspectiva nuestro mundo se ve diferente".

El realizador y guionista colombiano considera que su film anterior, "Los Viajes del viento" era una película muy personal, "que hablaba de cosas importantes para mí, hablaba de raíces, de ancestros, de cultura, todo muy personal  y muy significativo para mí, mientras que esta película es lo opuesto. Se trata de un viaje a lo desconocido. Realmente la Amazonía colombiana es una región que es casi la mitad de Colombia, pero los colombianos no la conocemos, no sabemos que hay ahí. Entonces, yo siempre tuve mucha curiosidad y sentía que ahí había como un gran conocimiento que compartir y que realmente no estaba siendo apreciado. No estaba siendo conocido por el mundo. Esta película es un poco una invitación al espectador a dejarse llevar hacia lo desconocido y a descubrir esta nueva forma de ver el mundo".

Respecto del uso del blanco y negro en lugar del color, en uno de los escenarios más lleno de matices cromáticos del mundo, Ciro Guerra explica que "esa selva que ves en la película, es un Amazonas que ya no existe. Usamos el blanco y negro para recrear una Amazonía en su estado más puro, su estado más virginal… Con esas comunidades que todavía en ese momento conservaban todos sus idiomas, su lenguaje, sus creencias, sus vestimentas... Todo esto que después perdieron con lo que fue la explotación del caucho, la colonización, la evangelización. Esta película lo que hace es recrear y crear esa memoria de un tiempo que ya está perdido, y esa es una Amazonia que ya no vas a encontrar si viajas allá.  Además eso se complementa con la idea indígena de que nosotros tenemos una percepción muy limitada del mundo si nos apegamos a lo que nos dicen nuestros sentidos, la vista o el oído. El mundo es mucho más de lo que podemos percibir a través de los sentidos. La idea era que tu como espectador sintieras esa ausencia, y  esa necesidad para que al final de la película tu percepción se expanda y se abra.

Guerra destaca las múltiples dificultades que asumió en este proyecto, que combinan actores profesionales extranjeros con indígenas locales sin previa experiencia como actores. "Por un lado -detalla- les estábamos proponiendo a unos actores extranjeros, que vienen de la tradición teatral europea y americana que vinieran a Colombia e hicieran una película en el Amazonas. Y no sólo eso, sino que trabajaran con un guión basado en lenguas indígenas, escrito en lenguas indígenas. Tuvieron que aprender esas lenguas, un gran reto para ellos. Pero lo asumieron y pidieron que les mandáramos el guion fonéticamente, cómo se decía cada palabra y aprendieron esos idiomas con mucho entusiasmo. Por otro lado, había que llevar a gente, protagonistas indígenas, que no tienen contacto con la televisión o con el cine o el teatro y llevarlo a lo que es la actuación, el cine, la producción... Pero realmente resultó ser más fácil de lo que esperábamos, porque ellos al venir de una tradición oral tan fuerte, tan rica, saben escuchar y trasmitir esos sentimientos. Saben contar historias  y lo que hacemos nosotros es contar historias. No es tan diferente en el fondo, entonces eso para ellos fue un camino que encontramos para comunicarnos y ellos también le pusieron muchísima alegría, muchísimo esfuerzo y realmente se convirtieron en algunos de los mejores actores con los que he trabajado".

El aspecto técnico fue otro gran desafío. "Era un reto -cuenta el cineasta colombiano-, no sólo por el rodaje en la selva,  sino por todas las condiciones. Rodar una película en varios idiomas, en 35 milímetros, en un entorno completamente desconocido, era una gran aventura. Realmente creo que esto es lo más lejos que puedo llegar dentro de este camino del cine, porque el esfuerzo que eso exige es muy muy grande. Realmente era una película que era un poco una película de juventud, digamos así, una gran aventura que uno puede emprender".

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