La ficción dentro del cine brasilero está gozando de muy buena salud y como muestra tenemos una de las películas de mayor atractivo de la competencia de ficción de la décimo novena edición del Festival de Cine de Lima: "Una segunda madre", título internacional del aún más interesante "Que Horas Ela Volta?", que es como Jessica preguntaba de niña si volvería a ver pronto a su madre Val, una empleada que labora desde hace trece años para una adinerada familia en Sao Paulo.

El relato cuestiona y disecciona con inteligencia y un humor afilado, la lucha de clases y la maternidad vivida y contratada, y la que no lo fue. Val es una madre entregada a la atención de una familia que no es la suya y todo su sueldo lo destina para que un lejano familiar crie a su hija, Jessica.  Y por otro lado, entrega y recibe todo el cariño de Fabinho, el hijo de la dueña de casa, quien no siente la misma confianza con su propia madre. El día que Jessica retorna a su lado para postular y estudiar en una Universidad de la gran ciudad, se empieza a trastocar todo el orden que Val considera como muy natural. Las normas sociales que segregan a los criados de los patrones, se derrumban ante sus ojos, por una hija que entiende el mundo de una manera distinta. Los esquemas modélicos y las falacias que nos son tan familiares, tienen que venirse abajo para que Val y Jessica puedan (re)construir los afectos de madre e hija que fueron postergados.

La película de la cineasta Anna Muylaert nos habla de un Brasil contradictorio y las crueles jerarquías que habitan al interior de una sociedad diseñada para que la clase alta se privilegie de la generosidad de los abajo; y el mayor hallazgo radica en la mirada tierna y mordaz con la que se aborda un espinoso asunto, sin recargar las tintas ni culpabilizar o victimizar con gratuidad. También se ponen sobre el tapete, y se discute en una lograda secuencia, un asunto de mucha polémica en el Brasil actual como es el sistema de cuotas sociales (y raciales), que establece cierto porcentaje de las plazas de las universidades federales -las mejores del país- para estudiantes de escuelas públicas, de menores recursos. Con esto se salda una deuda histórica con el sector mayoritario de la población de la república que es negra y mestiza.

Mención final para Regina Casé por su brillante composición de la gentil y entrañable Val, una de las fijas para alzarse con el trofeo a la mejor actuación femenina de este festival.

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