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Crítica: "Un amor en tiempos de selfies", del desprecio y otras malas costumbres

'Un amor en tiempos de selfies'


Por Rolando Gallego

Antes del estreno, Martín Bossi, el protagonista de "Un amor en tiempos de selfies" (2014), reveló que el guion del film argentino se escribió en 20 días, la película se rodó en cinco semanas y él preparó en cinco meses su personaje. En la urgencia de los dos primeros ítems se puede resumir el producto final que resultó, un hibrido en el que lo mejor -o lo único bueno- es el título, que se regodea en el lugar común con una marcada veta misógina y que nunca termina por posicionar correctamente a los personajes.

Bossi interpreta a Lucas, un profesor de stand up que disfruta de relaciones esporádicas y libres de compromiso, al que un día llega Guadalupe (María Zamarbide), una comunicadora social estructurada a la que su jefe (Luis Rubio) envía para que pueda sumar más elasticidad a sus presentaciones comerciales. El abismo que los separa también es la posibilidad de relacionarse que se abrirá entre ellos hasta que la proactividad de ella se introduzca demasiado en la cotidianeidad de él.

Guadalupe se esmera en promocionar el talento de Lucas hasta que la obvia y esperada separación llegue, con la "originalidad" de ser un video en YouTube que se viraliza rápidamente y en el que las críticas y molestias solo convierten a la joven en el blanco de todas las miradas y bromas. Pero después de un tiempo se arrepiente, su novia misteriosamente desaparece sin dejar rastro y con una noticia escondida que nunca llega a transmitir.

Filmada con planos televisivos y la participación de miembros de la farándula local (que no ayuda, al contrario, sigue sumando peso a un barco que nunca sale a flote), "Un amor en tiempos de selfies" intenta sacar risa cuando solo genera indignación con diálogos afectados y solemnes en los que la misoginia está a la hora del día.

Bossi es un imitador que en la tarea de componer su personaje se queda a medio camino entre el trazo grueso y el grotesco. Ni con la incorporación de recursos como delineaciones gráficas se logra dinamizar la narración, que además posee vacíos y busca hacia el final la celeridad por resolver algunas situaciones.

En "Un amor en tiempos de selfies" el amor sigue siendo amor, y más allá que los tiempos cambien y se incorporen nuevos medios de comunicación, para su director Emilio Tamer solo suman discordia y agresión entre las parejas.

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