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Hablamos con el argentino Juan Schnitman sobre "El incendio"

Juan Schnitman
La pareja, la crisis de la pareja... Un tema recurrente en la historia del cine es el que ha elegido el cineasta argentino Juan Schnitman, quien tras varios trabajos colectivos firma su primer film en solitario, "El incendio", en el que las circunstancias prenden la mecha para que todo arda. La cinta fue seleccionada para la pasada Berlinale, y ahora llega a las salas argentinas. NOTICINE.com dialogó en exclusiva con él sobre este film y la situación del cine de autor en el país austral.

- ¿A qué se enfrentará el espectador que desde esta semana vea su película?
"El incendio" cuenta 24 horas en la vida de una pareja el día que ellos están por comprar una casa juntos por primera vez. Bueno y por una cuestión que sucede, la compra de la casa se pospone hasta el día siguiente  y ellos tienen que con  todo el dinero que han sacado del banco volver a su departamento y a medida que el día va pasando, los dos se dan cuenta que de que quizás comprar una casa juntos no sea la mejor idea en ese momento, y que quizás deberían estar corriendo en direcciones opuestas. Entonces empieza incluso a darse una cuestión de violencia entre ellos y  en sus trabajos, entonces vamos viendo una situación muy desbordada y de mucho caos, mientras se está teniendo que resolver esta situación.

- ¿Cuál fue el germen de la historia, qué fue lo que le hizo querer contarla?

Las primeras ideas con respecto a esta película tenía más bien que ver con contar el último día de una pareja, como las últimas 24 horas de una pareja. Luego, a medidas que comenzamos a trabajar el guion, yo trabajo con otros amigos directores y guionistas construyendo la historia y luego trabajé con una guionista (Agustina Liendo) para escribirla. Se nos fue ocurriendo que quizás era como más terrible y más adulto como que ellos no se separaran de alguna forma, y luego llegamos hacia donde está la película hoy. El tema de la casa, bueno, son cosas que nos han pasado a mí y a algunos de mis amigos. Es una película que se basa en muchas cosas que conozco, que nos han pasado. No tanto las cuestiones de violencia, que fue algo que agregamos para construir el volumen de todo lo que sucede en la película, y que fuera más emocionante, que sea como un thriller de pareja. Pero la base de la historia son cosas que nos han pasado a nosotros y creo que le puede pasar a la gente en general a los 30 años.

- Esta es su primera película como director en solitario, pero también ha colaborado con sus compañeros de estudios en otro largometraje que también hablaba de pareja. Parece un tema que le interesa...
Es extraño, de eso hace 10, 11 años exactamente, "El amor: primera parte", que se estrenó en Venecia en el 2004, tuvo su estreno mundial ahí. Y en ese momento estaba muy reacio a que la historia tuviera que ver con el amor y eran los demás directores que estaban metidos con ese tema. Y ahora 10 años después, que inclusive nosotros hasta bromeábamos con esa película y con hacer una segunda parte 10 años después. Bueno no la hicimos pero estamos todos de acuerdo en que quizás si  existe el amor segunda parte, quizás es "El incendio". Es otra mirada del amor muchísimo más cruda que hace 10 años, sobre qué pasa con los treintañeros y como es el nuevo miedo. Si el miedo en "El amor: primera parte" era irse a vivir con una pareja,  el miedo en "El incendio" es como comprar con una pareja, comprar una casa juntos, es una especie de sociedad comercial que tiene que estar mezclada con el amor, la amistad, el sexo. Es como muchísimo pedirle a otra persona que cumpla con esos roles. Pero bueno, como sociedad hemos decidido hacerlo y seguimos intentándolo. Yo creo que debemos de seguir intentándolo, inclusive, pero bueno, es muy difícil.

- ¿Cree que ese escepticismo que se ve  en "El incendio" respecto del amor tiene que ver con su maduración  personal en esta década larga?
Bueno, en realidad, mi mirada sobre el amor... Yo siempre  he sido muy romántico. Creo en el amor como una de las pocas cosas que vale la pena, en la vida, en general, en estar acá. Como la película cuenta en un solo día la vida de una pareja, uno se queda con una sensación muy amarga y muy dura de lo que puede ser una relación. Pero para mí esa puede ser una relación de muchos años, de hecho, sí que tuvo sus momentos hermosos y que quizás este haya sido uno de los peores días de sus vidas y probablemente vengan otros mejores.

- ¿Qué le diría a la gente joven que ahora está pensando apuntarse a una escuela de cine?
Cada uno tiene una forma de crear muy diferente. Yo me doy cuenta que cuanto más colectivo es el acto creativo más lo disfruto y mejores son los resultados para mí. Con respecto con empezar a estudiar cine, lo más importante es tener muchas ganas y mucho empuje, porque lógicamente hay mucha gente tratando de hacer películas y solamente van a hacer películas la gente que tenga unas ganas muy grandes. No estoy hablando de talento, estoy hablando de empuje y de ganas, eso yo creo que es importantísimo. Mis compañeros de la universidad, por ejemplo... Empezamos la carrera en el año que yo empecé a estudiar, 1999, éramos 120, la carrera la terminamos alrededor de 30 y de esos 30, menos de 10 hemos dirigido películas. Tiene que ver con sostener las ganas en el tiempo, porque hacer una película es un proceso muy largo, con trabajar, con ver muchas películas, con leer mucho. Herzog dice que lo más importante para aprender a hacer películas es leer, no ir a la escuela de cine. Yo en alguna medida estoy de acuerdo, leer es lo que te mantiene la cabeza más despierta y la cabeza despierta es lo que hace que pueda pensar cualquier cosa. Todo el pensamiento es estructura del lenguaje y mientras más lenguaje tengas, más articulado puedes ser en cualquier arte, yo creo.

- Cuénteme cómo fue el proceso para poder financiar "El incendio"...

En mi caso fue raro, porque yo tengo otras películas previas pero ninguna fue hecha a través del Instituto de Cine (INCAA) con lo cual ellos no me reconocen mis antecedentes como director. Al no reconocerme mis antecedentes, yo me puedo presentar a diferentes vías de financiación que ofrece el Instituto, pero no a las vías más altas donde ofrecen más dinero. Entonces estuvimos algunos años con mis productores viendo cómo hacíamos para presentarnos y bueno, todo se resolvió en realidad hacia el final, cuando nos asociamos con un productor más grande, con el que pudimos presentar a la vía más alta a nivel industrial que ofrece el INCAA. A partir de ese momento en 6 meses la película estaba financiada y estábamos filmando. En ese sentido fui muy afortunado, aparte los productores fueron extremadamente respetuosos con lo que teníamos ganas de hacer. No hubo ninguna intromisión en ese sentido, solamente fue acompañar y asegurarnos de que la película estuviera bien financiada. Con respecto a Argentina, produce entre 150 y 200 películas por año, solamente las que apoya el Instituto de Cine. Luego se hacen muchísimas películas por afuera, que era lo que yo venía haciendo antes. Yo creo que inclusive, hay una cuestión meramente estadística por la cual alguna de esas películas tiene que ser buenas y estar en festivales. Solamente por una cuestión de cantidad, tienen que seguir apareciendo buenos directores como Mitre, como  Piñeiro, como Marco Berger... que estuvo en Berlín también presentando su cuarta película ya. Me parece que es una cosa, un poco inagotable la del cine argentino en ese sentido. Con esta cantidad de producción va a seguir fluyendo y siendo inagotable.

- Pero, sin embargo, como en otros países, esas películas al final tienen muchos problemas para tener una distribución medianamente presentable, o sea, se ponen en una sala o dos de un cine de Buenos Aires por una o dos  semanas y después nadie más se acuerda de ellas...
Ese es el problema que tenemos en Argentina. Hay más dificultades en el apoyo para desarrollo del proyecto y para distribución y exhibición que para producción. Para producción hay realmente buenos incentivos, pero el resto está un poco descuidado en ese sentido. El tema es que la única manera de ayudar con eso es hacer leyes más duras de protección de cuota de pantalla. Los países que tienen su propias industrias reales, genuinas, de cine, son los países que tienen una cuota de pantalla muy dura sobre el cine extranjero. Estamos hablando de Corea, La India, en donde solamente el 20% de las películas que se estrenan ahí pueden ser extranjeras, todo lo otro tiene que ser producción nacional. Eso es lo que genera una industria nacional. Si no es imposible competir publicitariamente con películas de Hollywood. Aparte, hay una cosa que no está penada en todos los negocios menos en el cine. Cuando tú tienes un producto que vale 200 millones de dólares y lo vendes al mismo precio de un producto que vale 300 000 dólares, es dumping en cualquier actividad comercial. Estamos entonces ante una competencia totalmente desigual, imposible de ganar en ese sentido.

- También se dice que en Argentina, sobre todo fuera de Buenos Aires, hay más bien pocas salas de cine  en comparación con la población.
No, no tanto, bueno no tengo muy claro como ande la situación de la exhibición a ese nivel en Argentina. El Instituto se ha preocupado en los últimos años de abrir muchas salas que solo pasan películas argentinas, en muchas ciudades, inclusive medianas y pequeñas. Eso es muy interesante, que la película pueda tener un recorrido por el interior del país que sea interesante y que es semicomercial.

- ¿Pero solo tiene esa posibilidad cuando es financiada por el Instituto o también si es independiente?

No lo se...

- O sea sus películas no se pasaron por ese circuito...
No. Yo he estrenado mi película "El amor: primera parte" en el Museo Malva, que tiene una sala de cine muy linda y estuvimos 6 meses en cartelera, con 12 000 espectadores, que para una película independiente en Argentina son muchísimas gentes y la mayoría de las películas comerciales que se estrenan en las salas de cine no pasan de los 2000. En cambio, en una sala que tengas una o dos funciones por semanas se genera un boca a boca mucho más parecida al teatro, entonces la película puede ir encontrando su público a lo largo de los meses  y ser vista mucho más. Pero cuando uno hace películas a través del Instituto, ya es imposible estrenar en esos formatos porque hay una exigencia de estrenar por lo menos en 5 salas, entonces vas a las salas comerciales. De todos modos en este momento tenemos como dos salas de cine arte en Buenos Aires en donde las películas se pueden sostener unos cuantos meses y está pasando con algunas películas europeas además de las argentinas.

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