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El cine "X" mexicano busca su espacio... íntimo

México también produce porno
Con la presencia del más importante productor mundial justo al lado, unida al conservadurismo religioso y moral de amplias capas de la sociedad, no ha sido fácil ver florecer algo parecido a una industria nacional del cine "X" en México. Esta, según informes de prensa, se reduce a una única década de existencia estable y sólo una docena de productoras en el país; la mayoría de las cuales son de porno gay. Tal vez por ello, los aspirantes a actores masculinos multiplican por diez a las féminas, y con frecuencia éstas prefieren cruzar la frontera y buscar trabajo en el californiano Valle de San Fernando, la meca del porno USA.

Además de la escasa historia que tiene el cine X en México, también hay que resaltar que la piratería ha hecho que la industria no sea todo lo rentable que podría, por lo que no son pocas las empresas relacionadas con este mundo que se limitan al comercio de juguetes sexuales en lugar de al, en otros países, tan rentable mundo del porno. En cualquier caso el cine para adultos está creciendo de forma exponencial en este país en los últimos años.

Las primeras productoras nacionales se están comenzando a asentar sobre todo con intérpretes sin experiencia previa. Según contaba a El Universal el director de productora mexicana Tupornmex, Héctor Reyes, los perfiles más comunes de estrellas que debutan son amas de casa, jóvenes y artistas. Las mujeres interesadas en adentrarse en este mundo son en proporción muchas menos que los hombres (de los 50 que cada mes contactan con el director, sólo 4 o 5 son mujeres). En el negocio, hay desigualdad salarial, pero al revés que en casi todos los demás sectores: Acá son ellas las que más ganan, 2500 pesos (191 dólares) frente a los 800 pesos (61 dólares) de ellos, por cada vídeo de media hora.

En la productora lo que menos interesa son actores que incursionen en la industria para pagarse las facturas sino que buscan a personas "vocacionales", dedicadas a su trabajo y que muestren pasión por dedicarse al oficio. En cualquier caso el principal problema de este negocio es que es difícil encontrar actrices profesionales porque no hay muchos recursos para vivir de ello, precisamente por lo limitado de la producción nacional.

Héctor Reyes tiene su propio punto de vista: "El problema es que lo siguen viendo como tabú, la gente piensa que el cine porno mexicano es ilegal, que está prohibido, no creen que existe esta industria y por eso prefieren más el estadounidense porque claro es una industria gigante, además muchas personas se imaginan que somos mafiosos, porque toda nuestra producción es muy casera".

Según Fernando Deira, uno de los pocos directores de cine para adultos de México, las escenas realistas de estas películas se graban rápido, no así las de ficción para las que se tratan desde tres horas hasta varios días en algunos casos, lo que implica que las escenas sexuales completas puedan tardar alrededor de una hora. Así, los rodajes de este tipo de películas pueden ser mucho más largos de lo que mucha gente cree.

La historia del cine X en México no es muy extensa, pero a lo largo de la misma ha habido varios nombres y producciones que han sobresalido: En 1905 un hombre llamado Arturo Arturraza filmó varias películas de temática pornográfica en la ciudad de Puebla que luego serían exhibidas en un cine, Venecia, detrás del Palacio de Bellas Artes de México. Éstas presentaban a varias parejas teniendo relaciones sexuales en una casa de huéspedes.
Entre las décadas de 1920 a 1940 se realizaron una treintena de cortometrajes de temática X, “El Sueño de Fray Verganza”, las cuales mostraban las fantasías de un religioso homosexual.

Aunque no había censura implícita en los 80 el público tampoco parecía interesado en las pocas producciones que se llegaban a realizar. Con la llegada del VHS en la década de los noventa la cosa cambió y la industria comenzó a abrirse camino poco a poco, aunque no fue hasta 2004 con la película de porno gay “La Putiza”, el momento en el que comienza a mover masas. La película obtuvo un premio en Barcelona y el éxito fue tal que se rodó una secuela: “La Verganza”. Más adelante comenzaron a venderse DVD con una pequeña revista sobre el tema, que se distribuían en puestos de periódicos pero nunca fue un negocio muy rentable.

Actualmente la red es la fuente de distribución principal, el 60% de los consumidores de este tipo de films son de USA, 30% de México y 10% proceden de otros países.  

A pesar de que la industria aún es muy nueva para el país, entre los principales actores mexicanos de porno hay uno que sobresale y ese es Charly Díaz. El actor, que ya es una cara conocida en el negocio, incursionó en el cine gay y actualmente hace millones en Estados Unidos.

Hoy en día con internet y los dispositivos de vídeo portátiles el mercado ha cambiado radicalmente y se comienza a pensar en la industria como un negocio que va encontrando su público y sus mercados, incluso de cara a otros países y que ha empezado a contar con convenciones y exposiciones desde hace ya unos años.

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