El "retrocine" se apunta en Berlín un nuevo seguidor, Miguel Gomes

por © E.E. (Berlín)-NOTICINE.com
Miguel Gomes (AP)
El espíritu "Vintage" de "The artist", en una faceta mucho más autoral, la del portugués Miguel Gomes, pero con el mismo blanco y negro, formato cuadrado y escasez de diálogos, ha brillado este martes en la 62 Berlinale. "Tabú" recibió los aplausos de los más sesudos críticos, mientras el film del país anfitrión "Was bleibt", de Hans-Christian Schmid, dejó más bien fría a la mayoría, así como la temperatura ambiente en los alrededores de la Potsdamer Platz.

Si a un crítico desplazado a un festival como este le das una película en blanco y negro, con dialogos que no se oyen -o sin diálogos- y que huele a homenaje al cine antiguo tipo "The artist", tienes medio terreno ganado... No importa demasiado que Miguel Gomes haga una especie de "Indochina" con "amour fou colonial", en este caso en Mozambique, que arranca por el final, o sea cuando a su protagonista femenina, ya anciana, se le ha ido la cabeza fruto de los años, y se entretiene en dilapidar sus últimos euros en el casino.

Tiene una vecina, una especie de alma pura y caritativa, que tras su fallecimiento encuentra entre las cosas de la vieja una colección de apasionadas cartas de amor cuya autora nunca envió. Y he aquí que la samaritana decide mandarlas... A ver qué ocurre. Y eso da lugar a una segunda parte en la que se revisa en un largo "flash-back" y al modo del cine mudo (aunque la acción ocurra a mediados de la década pasada en la que ya había sonido en el cine) aquella pasión africana con crimen por medio.

"Tabú" tiene ese sello de experimentación y/o homenaje a los clásicos que tanto agrada en citas como esta, pero en este terreno propicio, también es de las que tira celuloide por tirar, sin ninguna obligación por llenarlo de algo que realmente aporte a la historia (algo nuevo o importante). Pero es que además se llama como una película de Murnau, la última, y entonces -a pesar de que su director asegure que vió las películas del cineasta alemán cuando acababa de jubilar los pantalanes cortos y ya ni se acuerda, muchos perjuran que le inspiró completamente.

Total, que tuvo aplausos, y por esos detalles intelectualoides o "cinéfilos", posiblemente, pese a su visible cojera: De sus dos partes sólo la segunda es realmente interesante.

"Mi película quiere más bien adentrarse en temas como la vejez y la juventud, la soledad y la posibilidad del amor, saber si es posible un matrimonio feliz en medio de ese mundo de injusticia que era la colonia", ha contado Gomes, que encontró financiación en Brasil y otros países de Europa para completar esta su tercera película.

La otra cinta del día, que pasó más desapercibida, fue la germana "Was bleibt" (Lo que queda), de Hans-Christian Schmid, un drama familiar sobre un tema que parece recurrente este año, la degradación familiar, esta vez en su faceta oculta. Porque la familia de un jubilado que fue exitoso editor se reune para uno de esos fines de semana en familia. Es entonces cuando la madre, que durante años se ha estado controlando la depresión con fármacos y acupuntura, anuncia que ha decidido dejar de depender de las medicinas. Y al poco se va de casa y desaparece.

Por ello, el padre y los dos hijos, uno escritor y otro dentista agobiado por deudas, lo que desencadena una búsqueda y sobre todo muchos reproches entre los tres hombres de la familia, hasta revelarse que la aparente feliz estabilidad ocultaba algún que otro secreto y bastante miseria humana.

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