Habla Everardo Gout, premiado como mejor director en Guadalajara
- por © CineSecuencias-NOTICINE.com
"Días de gracia", estrenada en Cannes el año pasado y opera prima de Everardo Gout fue galardonada el pasado sábado en Guadalajara con el premio al mejor director así como el no oficial premio de la Crítica en el apartado mexicano. Su autor y coguionista (con David Rutsala) situó en el marco de tres mundiales de fútbol (2002, 2006 y 2010), otras tantas historias (la de un policía, la de un un rehén y la de una esposa) que sirven de excusa o escenario para retratar el drama y las consecuencias de la violencia en el país. El cineasta fue entrevista por CineSecuencias:
- ¿Cómo se gestó "Días de gracia"?
Cuando decidí, a partir del nacimiento de mi hija, dedicarme a mi carrera de cine, quise hablar de las cosas que le pueden echar un poquito de luz a la sociedad, al mundo que le estoy dejando a ella. Me gustaron mucho las palabras que nos regaló (el guionista) Paul Haggis, acerca de que "Días de gracia" es como prender una linterna en los lugares más oscuros del corazón humano; esa fue la motivación, tratar de abrir el diálogo. Nosotros teníamos claro que no queríamos hacer una película sórdida, moralina; nuestra intención era hacer una historia entretenida, que fuera una montaña rusa de emociones, de sensaciones visuales y sonoras, pero al mismo tiempo, buscamos que el fondo tocara fibras del corazón de los espectadores, para mover a la acción.
- ¿De dónde vino la decisión de estructurar tu película a partir de tres Mundiales de Fútbol?
Eso es algo muy discursivo, la idea del fútbol se convierte en uno de los ganchos narrativos que permite unir y luego separar las historias.
- Pero ¿le gusta el fútbol?
Soy un fanático de la condición humana y de las pasiones que mueven al ser humano, y el fútbol en este país es uno de los grandes motores emocionales. Me gusta el fútbol pero me interesa todavía más observar a la gente viendo el fútbol, cómo se apasionan y cómo ese deporte puede determinar las relaciones personales, compromisos sociales y decisiones de mucha gente. Al juntar dos grandes pasiones que a priori no tienen nada que ver, creas una tercera lectura que te permite llegar al corazón de varias personas.
- ¿Cuáles fueron los obstáculos más importantes que tuvo que sortear la producción de "Días de gracia" durante el rodaje?
En el plano técnico, hicimos tres historias con tres formatos distintos, fue un gran reto para el fotógrafo, Luis Sansans; a mi me gusta filmar a dos cámaras y operar una, le dije a Luis que quería poder ver todo el tiempo a 360 grados y no ponerles “marcas” a los actores para que llegaran a su luz, sino hacer un proceso más orgánico, en donde la cámara los fuera siguiendo. Fue una planeación de mucho tiempo atrás. Estuvimos filmando en los lugares más peligrosos de la Ciudad de México pero orgullosamente tuvimos un saldo blanco. Por ejemplo, para el plano-secuencia de la persecución en las calles, teníamos que contar con la locación idónea, y la encontramos en un lugar situado en los límites entre el Distrito Federal y el Estado de México, en el que habíamos hecho un comercial un año antes y en donde, en aquella primera ocasión, habíamos sufrido un intento de secuestro que no se concretó gracias a la ayuda del policía que nos cuidaba. Para "Días de gracia" decidimos hacer las cosas bien, hablamos con la comunidad, ellos nos protegieron, las cosas salieron perfectas, fue muy padre acercarnos a ellos y que nos abrieran los brazos; en muchos lugares el apoyo que nos pedían era para todos, como pintar casas, arreglar la luz, en un caso nos solicitaron patrocinar una operación de córneas para una niña; te das cuentas que en esos lugares la gente tiene hambre de salir adelante, y ese fue el espíritu de la película.
- De las reacciones del público que ha visto "Días de gracia", ¿cuáles son las que más recuerda?
La gente agradece que haya un poco de luz sobre estos asuntos que suceden en México en vez de sólo ver los periodicazos, decapitados y muertos como postales del terror, ellos quieren entender qué está sucediendo detrás.
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- ¿Cómo se gestó "Días de gracia"?
Cuando decidí, a partir del nacimiento de mi hija, dedicarme a mi carrera de cine, quise hablar de las cosas que le pueden echar un poquito de luz a la sociedad, al mundo que le estoy dejando a ella. Me gustaron mucho las palabras que nos regaló (el guionista) Paul Haggis, acerca de que "Días de gracia" es como prender una linterna en los lugares más oscuros del corazón humano; esa fue la motivación, tratar de abrir el diálogo. Nosotros teníamos claro que no queríamos hacer una película sórdida, moralina; nuestra intención era hacer una historia entretenida, que fuera una montaña rusa de emociones, de sensaciones visuales y sonoras, pero al mismo tiempo, buscamos que el fondo tocara fibras del corazón de los espectadores, para mover a la acción.
- ¿De dónde vino la decisión de estructurar tu película a partir de tres Mundiales de Fútbol?
Eso es algo muy discursivo, la idea del fútbol se convierte en uno de los ganchos narrativos que permite unir y luego separar las historias.
- Pero ¿le gusta el fútbol?
Soy un fanático de la condición humana y de las pasiones que mueven al ser humano, y el fútbol en este país es uno de los grandes motores emocionales. Me gusta el fútbol pero me interesa todavía más observar a la gente viendo el fútbol, cómo se apasionan y cómo ese deporte puede determinar las relaciones personales, compromisos sociales y decisiones de mucha gente. Al juntar dos grandes pasiones que a priori no tienen nada que ver, creas una tercera lectura que te permite llegar al corazón de varias personas.
- ¿Cuáles fueron los obstáculos más importantes que tuvo que sortear la producción de "Días de gracia" durante el rodaje?
En el plano técnico, hicimos tres historias con tres formatos distintos, fue un gran reto para el fotógrafo, Luis Sansans; a mi me gusta filmar a dos cámaras y operar una, le dije a Luis que quería poder ver todo el tiempo a 360 grados y no ponerles “marcas” a los actores para que llegaran a su luz, sino hacer un proceso más orgánico, en donde la cámara los fuera siguiendo. Fue una planeación de mucho tiempo atrás. Estuvimos filmando en los lugares más peligrosos de la Ciudad de México pero orgullosamente tuvimos un saldo blanco. Por ejemplo, para el plano-secuencia de la persecución en las calles, teníamos que contar con la locación idónea, y la encontramos en un lugar situado en los límites entre el Distrito Federal y el Estado de México, en el que habíamos hecho un comercial un año antes y en donde, en aquella primera ocasión, habíamos sufrido un intento de secuestro que no se concretó gracias a la ayuda del policía que nos cuidaba. Para "Días de gracia" decidimos hacer las cosas bien, hablamos con la comunidad, ellos nos protegieron, las cosas salieron perfectas, fue muy padre acercarnos a ellos y que nos abrieran los brazos; en muchos lugares el apoyo que nos pedían era para todos, como pintar casas, arreglar la luz, en un caso nos solicitaron patrocinar una operación de córneas para una niña; te das cuentas que en esos lugares la gente tiene hambre de salir adelante, y ese fue el espíritu de la película.
- De las reacciones del público que ha visto "Días de gracia", ¿cuáles son las que más recuerda?
La gente agradece que haya un poco de luz sobre estos asuntos que suceden en México en vez de sólo ver los periodicazos, decapitados y muertos como postales del terror, ellos quieren entender qué está sucediendo detrás.
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