Festival de la Habana: “Después de Lucía”, Polonia y el cine de Jacobo Morales

por © Frank Padrón (Cuba)–NOTICINE.com
'Después de Lucía'
Otra que anda con muy buen pie en el camino a los corales es la mexicana "Después de Lucía" (2012), del mexicano Michel Franco ("Daniel y Ana"). Precedida ya por importantes galardones (en Cannes –donde obtuvo premio al mejor largometraje en la sección “Una cierta mirada”-, en Chicago, que le adjudicó su Premio Especial del Jurado…) y seleccionada para representar a su país ante el Oscar y el Goya, la obra lanza una dura crítica al llamado "bullying" (acoso escolar) como peligroso fenómeno social no solo en México sino en toda la sociedad contemporánea (otro film que en los últimos años trató de modo impactante el abuso colectivo fue "Un crimen americano"  (2007, Tommy O´Haver).

Procedente de la costa pacífica (Puerto Vallarta) y tras perder a su madre, la adolescente Alejandra se instala en la capital junto a su padre, con el cual establece una relación más bien distante. La indiscreción de un colega con el cual hace el amor una noche torna la vida de la joven un infierno dentro de la escuela, al ser objeto de burlas, humillaciones y maltratos por parte de toda la clase, a los que ella responde con indiferencia y casi ausencia.

La cinta muestra desde sus inicios una austeridad narrativa que sobrecoge: todo se presenta con firmeza de trazos fílmicos, con economía de recursos y regodeándose en la violencia que se respira por cada fotograma sin alardes ni morbosidad, más bien exhibiéndola en su pasmosa realidad.

La psicología de los personajes centrales (padre e hija que pasan de la depresión que genera la pérdida familiar a la peligrosa apatía que los convierte, sobre todo a ella, en víctimas); la insania del ambiente escolar, caracterizado por el consumo de drogas, los celos y la envidia, devenidos extrema crueldad; la ineficacia de las autoridades, tanto escolares como policiales,  son atrapados y proyectados por el preciso y riguroso lente de Franco, al que solo hay que reprochar cierta molesta tendencia al alargamiento excesivo de los planos, incluso después de que estos han proyectado su carga semántica.

Las actuaciones (Tessa Ia, magistral en su joven permanentemente hostigada, Gonzalo Vega como el padre y buena parte del equipo adolescente) complementan la cuerda rigurosa que mantiene el film en su factura, y al que no afecta para nada el efectista final, que sin dudas desconcertará a muchos pero que no hace otra cosa que coronar un trayecto motivador y sugerente.  

En cuanto a lo que no compite (muestras, panoramas, etc) descuella la  selección polaca, que como se sabe  es siempre una de las más redondas del festival, dos de sus títulos : "Sala Samobójców", dirigida por Jan Komasa, y "Ki", de Leszek Dawid, lo confirman; en la primera, hallamos una esmerada y original utilización del lenguaje digital, como se sabe tan de moda, para referirse al despertar erótico de un adolescente y su relación, partiendo de ella, con sus padres y un club suicida que descubre en un website y que preside una atractiva joven; elegante diseño psicológico perfectamente imbricado en el contexto social –con su aguda crítica a la desatención de los adultos “demasiado ocupados” respecto a sus hijos en edades críticas- caracterizan esta cinta a la que, pese a sobrarle algunos minutos un tanto reiterativos, hay casi que aplicarle la máxima puntuación.

No se queda atrás "Ki", donde una madre soltera se pregunta por qué debe renunciar a otros placeres a los cuales, como mujer, tiene legítimo derecho; aquí encontramos un saludable tratamiento del personaje central y otros que intervienen en el relato donde, por otra parte, hay una notable imbricación al contexto, de modo que se logra un apreciable equilibrio entre marejadas psicológicas y sociales y entre la dualidad tonal que implica la tragicomedia, lo cual nos hace perdonarle cierta divagación y vaguedad narrativas; descuellan además, las actuaciones (comenzando por el protagónico de Roma Gasiorowska, laureada en la propia Polonia y quien aparece también luciendo sus virtudes histriónicas, precisamente en "Sala…").

Presente en el festival, invitado ante la celebración que el evento propuso al centenario del cine puertorriqueño, está Jacobo Morales. El destacado poeta, dramaturgo, actor y director ha entregado un grupo de películas caracterizadas por el predominio de una comedia de tono agridulce, entre reflexiones bien serias, hasta graves que se descubren en medio de chistes y situaciones aparentemente inofensivas que, sobre todo, ha logrado satirizar las costumbres, miserias y trasfondos de la clase media boricua, aunque su radio de acción se dirige a todos los estratos de la sociedad...

Desde su debut en 1980 con el film de cinco cuentos "Dios los cría" (conoce una segunda parte que nunca llegó a Cuba hasta ahora, que la trajo consigo y la donó a la Escuela de cine), Jacobo ha entregado títulos donde la ironía, la agudeza en diálogos y guiones, la conformación de personajes inteligentemente diseñados y contextos no menos profundos, han cuestionado instituciones como el matrimonio, la familia, la sociedad toda en su Puerto Rico natal, un país que por su condición isleña, su idiosincrasia y cultura, tiene no pocos puntos de contacto con Cuba… En esta inmensa y muy completa retrospectiva, contaremos, por supuesto con  la deliciosa y eternamente joven "Dios…" ( primero de los corales en nuestro festival) y con otras de diversos momentos de su trayectoria, como "Linda Sara", "Lo que le pasó a Santiago" y su más reciente título: "Angel".

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