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El cineasta Antonio Chavarrías ("El elegido", "Volverás") ha presentado en el Festival de Málaga su último largometraje "La abadesa". Este drama altomedieval tiene por protagonista a Daniela Brown, además de contar con las apariciones de Blanca Romero ("After") y Carlos Cuevas ("El verano que vivimos"). En representación del proyecto acudieron Chavarrías, Daniela Brown, la actriz Berta Sánchez y el productor Miguel Morales. "La abadesa" cuenta la historia de Emma de Barcelona (ca. 880-942), religiosa procedente de la nobleza catalana asociada al Imperio carolingio, gran promotora de la creación de monasterios y de la repoblación tras la invasión musulmana.

Sobre la decisión de recrear un momento y un personaje tan poco conocidos, Chavarrías explicó: "Me llamó la atención el personaje de Emma en un párrafo que leí. De ahí empiezo a buscar información y prácticamente no hay nada más allá de los documentos que atestiguan que aquella iglesia la fundó Emma, y van dando una idea de la vastedad de su actividad. Pero de ella como persona no encontré nada. Esto que parecía una dificultad lo incorporé como una libertad para recrear el personaje como me lo podía imaginar. Me alimenté con libros sobre la época: la condición femenina, los conventos... Así se hizo: no tanto desde la actitud de ser respetuoso con la historia sino de alimentarme de ella, porque leyendo vi cosas muy curiosas y muy cinematográficas".

La actriz Daniela Brown decía lo siguiente sobre su preparación para el papel, de tantísima carga religiosa: "Una de mis referencias fue Santa Teresa de Jesús, por supuesto. También una película más reciente que se llama 'Ida'. Me inspiré con todo el trabajo de la vulnerabilidad y de la inocencia, que es importante en la primera parte. Podría hablar también de Juana de Arco y el simbolismo de la corona de espinas. Me han ayudado mucho mis compañeros; reaccionando a los demás también se ha ido construyendo el personaje de Emma. El castillo, el hábito... te lo pones y tu cuerpo coge un peso, coges una fisicalidad que te ayuda".



La liberación y el empoderamiento femenino es también uno de los grandes temas del film. El director aprovechó para aclarar lo siguiente respecto a la ideología del proyecto: "Yo no trabajo a partir de mensajes; lo que me atrajo primero fue el personaje, que a una edad muy temprana decide ejercer un poder que la va a enfrentar y a generar una tormenta a su alrededor. Y después, según me acerqué al personaje, me llamaron la atención las demás mujeres que la rodeaban. Mujeres que todas de alguna forma están condenadas a un destino que no han elegido. Esa idea de luchar contra el destino se convirtió en una de las motivaciones de la película; desde planteamientos muy diferentes y a veces enfrentados. Intenté no juzgar ese contraste y esa pluralidad de formas de entender la vida, aunque estén sufriendo todas el mismo problema, que es esta masculinidad que decide por ellas. Ni a ellos tampoco. Que cada uno defienda su verdad. He visto que hay tomas de posición muy antagónicas de lo que representa Emma en su sociedad. Mover la inteligencia del espectador".

Sobre el elemento religioso del largometraje, contenido principalmente en la protagonista, Daniela Brown reflexionaba lo siguiente: "La fe ha acompañado muchísimo a las mujeres. Te da un motivo y una paz. A Emma le pasa esto, aunque también se autocastiga, por lo que se puede retorcer la fe". El director explicaba: "Evidentemente es una mujer a la que le mueve la fe. Soy agnóstico, pero no cuestiono la fe de los demás. Ya en Huesca, preparando la película, me di cuenta de carencias que había por mi falta de formación religiosa. De cómo tenía que ser la liturgia, la oración... Me entró pavor porque estábamos a ocho semanas de rodar, así que empecé a hablar con el director del seminario de Huesca, don José Alegre, y me explicó muchas cosas. Salía el tema de la fe como motor. A nivel argumental era un tema determinante, porque era lo que movía a la protagonista y lo que provocaba todo aquello. De no haberla tenido, habría claudicado desde un principio".

La logradísima recreación histórica protagonizó con motivo gran parte de la rueda de prensa: "Fueron siete de rodaje y dimos muchas vueltas hasta encontrar el castillo. Primero por Cataluña, luego fuimos ampliando el círculo, y llegamos a Loarre. Cuando vi el castillo se acabó la búsqueda. Ahí era factible rodar, ya se habían filmado películas allí. Fueron siete semanas de rodaje y varias más de preparación. Empezamos justo después de Reyes de 2023 y acabamos a finales de febrero; aprovechamos los meses más duros de climatología para encontrar esa dureza que se ha visto en la película".

Sobre la preparación del proyecto el director comentaba lo siguiente: "La preproducción tuvo momentos complicados de logística, pero los superamos. Logística, dificultades sobre la marcha que casi pusieron en peligro el rodaje... limitaciones que nos íbamos encontrando. Se ve la nieve, pero lo que no se ve es el frío. Rodábamos en un castillo abandonado sin puertas ni ventanas donde el viento soplaba desde la entrada hasta la salida. Había días que a la media hora de estar allí empezaba a temblar y no paraba hasta que me metía en una ducha caliente". El cineasta catalán añadió que el largometraje fue rodado con luz natural.

Miguel Morales, productor, declaraba: "No ha sido fácil. Ha sido un esfuerzo de todo el equipo: fotografía, arte, vestuario... Cuando cuentas fuera el presupuesto de la película, no se lo creen". A esto añadía Chavarrías: "Sobre el papel, los recursos estaban muy por debajo de los planteamientos y la ambición que teníamos, con mucha inconsciencia por mi parte y de los productores".

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