Reportaje: Festival de Cine Latino en Boston, la ironía de la diversidad

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Logotipo del festival bostoniano
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Por B. Walter Irvine

Muchos festivales de cine, como el Boston Latino International Film Festival, se enfrentan con una ironía: Aunque atraen la atención con un tema que une sus películas, muestran a la vez que son tan diversas como las etnicidades que las han producido. El BLIFF, con nueve años de existencia y siempre liderado por su fundador, José Augusto Barriga, fue otro ejemplo de este tipo de certámenes.

Barriga también habla de esta dualidad. Sugiere que los hispanohablantes de todo el mundo deberían identificarse como "latinos", aunque reconoce las diferencias grandes entre las culturas latinas. "El único vínculo entre estas personas es el idioma", asegura.

Tal vez por eso, el programa de la primera noche de BLIFF, este 2 de diciembre, mostró estilos muy distintos según él. Primero, "Sin país", de Theo Rigby, un documental corto reflexivo y triste que trataba sobre una familia separada por la deportación. Estuvo seguido inmediatamente por un documental divertido, "El ambulante", sobre un cineasta argentino, Daniel Burmeister, que va de pueblo en pueblo por la Argentina, haciendo películas en cada uno con sus vecinos. El contraste entre "El ambulante" y "Sin país" era aún más fuerte, explicó Barriga, porque el público no espera que una película argentina se situe en un entorno rural.

"El ambulante" habría podido sorprender también porque es un documental bien hecho, pero sobre una producción menor sobre un cine que es poco profesional. Aseguró uno de los tres directores, Eduardo de la Serna: "Me parece entonces que las películas de Daniel son imperfectas pero entrañables".  Notó otro director, Lucas Marcheggiano, "Siempre llena la sala y el público disfruta toda la proyección, cosa que todos los 'cineastas' queremos".

En otros momentos durante el festival de cuatro días, hubo sesiones dedicadas a las culturas de todos los rincones del mundo hispanohablante, más allá de América Central y América del Sur: unas producciones caribeñas, españolas, cubanas y estadounidenses. Además de su diversidad de origen, las películas también exploraron aspectos de las culturas latinas que de otra manera podrían ser ignorados. "Argentina fútbol club" documentó la rivalidad entre los equipos de fútbol de River Plate y Boca Juniors en Argentina, una competencia que ha dado identidad a miles de personas. "De ollas y sueños" mostró la comida peruana y su relación con las clases sociales en el Perú.

Hubo también algunas decisiones creativas interesantes. Roberto Oregel presentó su documental corto, "Eloy Take Two", que presenta el artista Eloy Torrez, que tiene varios murales a gran escala en Los Ángeles. Oregel utilizó técnicas poco comunes en documentales. Por ejemplo, una entrevista se intercala con los esfuerzos de Torrez para abrir una botella de vino con un tornillo y una llave inglesa. Hay momentos en otra entrevista donde Oregel utiliza saltos de eje obvios. En otro instante, hay una toma de Torrez quedando en silencio mientras que se le escucha en voz en off. El documental confiere un ambiente fracturado; Oregel dijo que realmente admiraba la "libertad" de Godard. El director latino estadounidense había desarrollado en parte examinando un territorio que los demás no investigan: "Documenté Los Ángeles cuando mucha gente no quería vivir allí, cuando estaban los artistas, los toxicómanos y personas sin hogar", dijo. Para un proyecto sobre la celebración mexicana Día de los Muertos, entrevistó a niños que hablaban de sus experiencias con la gente que había muerto.

Las películas sobre la política y la inmigración jugaron un papel importante en BLIFF este año: "Taught to hate", un corto de ficción sobre la tensión entre estadounidenses y inmigrantes, era parte del programa final, así como varias otras películas y programas durante el festival, además de "Sin país". Este año, Barriga había decidido poner un énfasis especial en inmigración porque sentía que el tema era especialmente relevante debido a la nueva ley sobre la inmigración en Arizona. No obstante, aún Barriga cree que probablemente esto es como "predicar a los conversos)". Dijo que, por su estimación, las audiencias en el festival no fueron latinos en su mayoría, pero están a favor de los latinos. "Me encantaría ser capaz de convertir al conservador", dijo, pero no cree que estuvieran acudiendo a las sesiones.

Aunque la inmigración es un tema común, todavía puede ser un tema que sorprende. Rigby se asombró por un viaje a la zona norte de la frontera en Arizona entre México y los Estados Unidos. "Nadie que no haya estado allí puede comprender como es. Es una locura, hay una tensión visceral, es realmente como un estado militar. Hay patrullas fronterizas en todas partes ... es casi como la ley marcial".

Aunque dominaron este año las películas que trataban de la inmigración, cuando Barriga hablaba de los criterios de selección para el festival, su primera respuesta era "calidad de producción", citando "El ambulante" como ejemplo. Rigby se hizo eco de esto: "Actualmente, la calidad de producción es muy importante", dijo. "Es súper inspirador ver a la gente haciendo películas magníficas con una cámara de 3000 dólares".

Barriga explicó que hace nueve años, cuando empezó el festival, "Era para ver cómo iba a reaccionar el mercado". Si habla como hombre de negocios, es porque el responsable del certamen trabajó en los años 90 como productor de televisión latina en Los Angeles, y hoy es consultor en marketing, así que este tipo de pensamiento es algo natural en él. "Mi modo de ejecutar esto es como un negocio, pero con un objetivo diferente", explicó; su propósito no es el dinero, pero le resulta útil pensar en ello como un negocio. Tiene perspectivas poco habituales sobre el mercado latino: cree que las concepciones del mismo han cambiado a través de los años. En los años 80, los grupos latinos estaban diferenciados por su país de origen, mientras que ahora la pertenencia a una clase social determinada se considera tal vez como más importante.

El tema del mercado latino también juega un papel en el cine de Lucas Guerra, cuyo corto de ficción "Paraíso Perdido" fue proyectado durante el festival. El director fue influenciado por su trabajo comercial en los mercado bilingües. Guerra dirige su propia agencia de comunicación en Boston, Argus, y habitualmente hace publicidad. Muchos de los anuncios que hace para su agencia tienen que hacerse en diferentes idiomas, y por eso Guerra no graba audio.  "Así que mi reto es, casi siempre, ¿Cómo contar una historia sin decir una sola palabra?" explicó. "Cuando usted es capaz de contar una historia sin diálogos, la historia se hace universal". Mencionó que en particular le encanta "El globo rojo" ("Le ballon rouge"), una película casi totalmente muda.

El corto suyo, en consecuencia era también casi sin palabras. Una historia fantasiosa sobre un niño explorando un parque de atracciones abandonado, la historia no tiene prácticamente ninguna palabra.  En cambio, Guerra confió en la apariencia visual de un ambiente de colores muy vivos y un niño animado.

Eso es el cine: un arte con muchos significados, exactamente surgen diversas perspectivas desde un sola etiqueta, "latino".

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