Michelle Rodríguez, salvaje en Hollywood

Michelle Rodríguez vuelve a la acción sobre ruedas
Michelle Rodríguez vuelve a la acción sobre ruedas
Por Alberto Duque López

Michelle Rodríguez vive deprisa, como el personaje breve de su nueva película "Rápidos y Furiosos / Fast & Furious. Aún más rápido" (ocho años atrás protagonizó la primera de la saga, "Rápido y Furioso / A todo gas"): es malhablada, tiene músculos que ostenta con sus camisetas pequeñas y ajustadas, y en Hollywood alimenta una leyenda que ojalá no se cumpla: que cualquier madrugada podrían encontrarla en un oscuro callejón, víctima de sus excesos que es mejor no describir. Cuando se lo mencionan, se ríe, mueve su cabellera sensual  y hace una seña con los dedos, reconocible.

En realidad se llama Mayté Michelle Rodríguez, nació el 12 de julio de 1978 en Bexar County, una ciudad pequeña de Texas, donde permaneció hasta los ocho años cuando la familia se mudó a República Dominicana por dos años y luego pasó a Puerto Rico para una permanencia de un año, marcado por su expulsión de varios colegios. Entonces, la joven que había contado a todos que, por encima de todo, quería ser actriz, a los 21 años obtuvo dos papeles pequeños en películas notables como "El verano de Sam" y "Cradle will rock", y como siempre ocurre con las leyendas en Hollywood, en esta ocasión la muchacha de piel morena, cabellera muy negra y un cuerpo delgado, duro y hermoso encontró en una revista que anunciaban la búsqueda de la protagonista de una película independiente que habría de causar sensación: por la directora, Karyn Kusama (la misma de "AEon Flux" con Charlize Theron), el tema (las peleas de boxeo entre mujeres) y el personaje de Diana Guzmán, una muchacha pobre que descubre el mundo salvaje, sangriento, despiadado y cruel de las boxeadoras que pierden los dientes y el alma en esos cuadriláteros donde se olvidan del hambre y los desamores.

La leyenda dice que Michelle, quien  había sobrevivido en medio de  peleas callejeras en esos vecindarios pobres, se presentó a la audición con otras 350 jóvenes e impresionó por la seguridad con que leyó algunas páginas del guión, y esos movimientos felinos que convencieron a los productores quienes le financiaron seis meses en el gimnasio Gleason de Brooklyn donde llegó a convertirse en una verdadera máquina de golpes, tanto que le ofrecieron pelear profesionalmente pero ella no aceptó.

Pocas películas independientes tan populares como "Girlfight", elogiada por los críticos, presentada en numerosos festivales y plataforma para que Vin Diesel, protagonista de "Rápido y Furioso", escogiera a la joven para uno de los personajes salvajes de esta saga que ahora estrena el cuarto capítulo (antes fueron estrenados "Rápido y Furioso / A todo gas", 2001, de Rob Cohen; "Rápido y Furioso 2", de John Singleton, 2003 y "Rápido y Furioso en Tokio", 2006, de Justin Lin quien también dirige la nueva). Tanto Vin Diesel como Rodríguez solo actúan en la primera y la cuarta. En la segunda aparece Eva Méndes.  

Por supuesto, después de esas películas violentas, taquilleras y llenas de acción y golpes, la carrera de la joven ha estado marcada por personajes salvajes en historias como "Resident Evil", "Lost", "SWAT", "Control", "Blue Rain", "The Breed", "Batte in Seattle", "Gardens of the night" y las más recientes, "Trópico de sangre" sobre las hermanas Miraval enfrentadas a la dictadura dominicana de Trujillo y "Avatar", de la mano de James Cameron.

Hasta ahí, todo bien. Una carrera que en nueve años ya contiene más de veinte películas, algunas de ellas muy taquilleras. Pero, en la vida cotidiana repite y exagera las situaciones, los personajes, los peligros, las circunstancias salvajes, los errores, los gestos eróticos y todo lo antisocial que proyectan sus personajes.

Por eso ha sido arrestada y multada y reprendida en varias ocasiones: por golpear a sus amigas; por conducir en estado de embriaguez; por resistir a las autoridades; por convertirse en indeseable en los sitios de rodaje, en todos los cuales deja la sensación de una joven a quien la vida le parece aburrida y necesita de las peores emociones.

Pocas estrellas tan llamativas y polémicas como ésta. Toca el piano; tiene dos hermanas por parte de padre, además de dos hermanos gemelos; escogida como una de las mujeres más sensuales del mundo (ella, que detesta que los fotógrafos le hagan tomas cerradas de los senos o los muslos o el trasero); es una de las mejores amigas de otra joyita de Hollywood, Lindsay Lohan; amante de las carreras de autos, aún cuando no está filmando; fastidiada con la marca de "actriz latina" que le han impuesto; aburrida con los papeles de acción que siempre le ofrecen; celosa de su vida privada; ha perdido la licencia de conducción en varias ocasiones y no hay que citar los motivos…para no citar algunos rumores sobre su sexualidad.

Michelle Rodríguez vuelve a la acción sobre ruedasTodos esos elementos reales de la actriz regresan ahora con la cuarta película, "Rápidos y Furiosos / Aún más rápido" que reúne a los cuatro actores y personajes originales (Vin Diesel, Paul Walter, Michelle Rodríguez y Jordana Brewster) que cuenta cómo, ocho años después que el ex convicto Dominic Toretto atravesó la frontera con México y se escondió de las autoridades, reaparece en una playa dominicana que comparte con Letty mientras el cerco de sus enemigos se estrecha.

Pero, la muerte de alguien cercano obliga a Dominic a regresar a las calles de Los Angeles y reencontrarse con su antiguo aliado, el agente O´Conner, para enfrentar a uno de los más peligrosos y exitosos barones del narcotráfico que ha inundado las calles de las grandes ciudades con una droga altamente venenosa. En la historia se narra también el reencuentro del agente con su viejo amor, Mía, hermana del protagonista. Los momentos iniciales le pertenecen a Michelle, con sus acrobacias en el techo de un camión cisterna lleno de gasolina.

En ese entorno se mueve Michelle Rodríguez quien con solo 31 años y más de 20 películas para cine y televisión, es uno de los casos más curiosos de ese Hollywood que, muchas veces, no sabe cómo alejar la realidad de la ficción, sobre todo cuando la primera es muy dañina.