Se sirve por fín en salas chilenas el "Schop sui", de Edgardo Viereck

Edgardo Viereck
Edgardo Viereck
A casi tres años de su rodaje en Santiago, por fín el cineasta chileno Edgardo Viereck estrenará el próximo jueves 11 de noviembre "Schop sui", su tercer largometraje (luego ha hecho otro más, "Desde el corazón"). El director de "Mi famosa desconocida" (2000) y "Gente decente" (2004), dio un giro temático en su trabajo, para abordar un drama de suspense sobre el racismo y la intolerancia que aparecen solapados -y a veces, en forma bastante evidente- en nuestra sociedad.

Estos son los actores y sus personajes: Alejandro Trejo, en el rol de Pedro, grosero y agresivo; Juan Pablo Miranda interpreta a Lautaro, un joven de carácter reservado que evita cualquier conflicto frontal pero que reacciona si lo provocan; Edinson Díaz es Juan, una especie de "playboy" de barrio; Andrés Gómez es Diego, recién egresado de una carrera de técnico en "sea-lo-que-sea" que suene a ser un "profesional" de la limpieza de pisos y alfombras; Carola Oliva interpreta a Yasna, una joven muy sensual que esconde un miedo al verdadero contacto afectivo, y finalmente Pablo Chuying es Chang, el silencioso propietario del local.

La acción se desarrolla en el interior de un restaurante chino -recreado en estudio- del barrio Patronato. Allí hay 3 hombres celebrando la vieja tradición de "pagar el piso", ya que es el primer día de trabajo del más joven. Un pequeño incidente será la chispa que hará explotar los prejuicios, los rencores y la violencia en este lugar.

Diego (Andrés Gómez) invita a su jefe, Pedro (Alejandro Trejo) y a uno de sus compañeros de trabajo, Juan (Edison Díaz) a un local de comida china, pero desde el inicio se nos hace saber que algo anda mal. Pedro es un tipo prepotente, que tras un supuesto sentido del humor se dedica a humillar y mandonear a sus subordinados. Y a la primera oportunidad, lanza comentarios contra los que trabajan en el local.

Yasna (Carolina Oliva), quiere llevarles la cuenta, pero Pedro, seguido de Juan, deciden no retirarse, a pesar de que ven las intenciones del señor Chang (Pablo Chuying), dueño del lugar, de cerrar ya a esa hora. No pasa mucho rato para que la cosa comience a ponerse espesa,  que se pongan a molestar al cocinero (Juan Pablo Miranda, por su condición de mapuche y que todos los odios de Pedro empiecen a gestar una situación extrema.

Pronto iremos conociendo la mentalida de Pedro, los líos amorosos del cocinero y Yasna, un intento por robarse la plata de la caja departe de la mujer y de una pistola que sale a relucir y a complicar las cosas, poniéndolas en un límite muy peligroso.

Toda la acción transcurre entre el comedor y la cocina del restaurante. En una misma noche, y con esos seis únicos personajes. El peso de la película está en los personajes y las actuacioines, donde Trejo ("Los Debutantes", "Gente Decente") destaca por la intensidad que aporta y los matices que imprime a su destestable personaje.

Una película que a ratos luce teatral, pero que gracias a su temática, la atmósfera de deseperación y odio; y el creciente suspense que llevará inevitablemente a un clímax violento y trágico, sostienen esta cinta chilena que indaga sobre todo tipo de odios e intolerancias. En especial a todos los que son o nos parecen distintos, ya sean chinos, mapuches u homosexuales.

La idea de hacer esta película "surge de un incidente que me toca presenciar hace años, en un local de comida china de barrio. Unos tipos se pusieron pesados porque el dueño les había dado mal el vuelto, cosa que nunca se aclaró porque además el señor era un oriental que no abría la boca, tampoco supimos si no quería o no podía hablar castellano, o simplemente era mudo. La cosa fue subiendo de tono hasta que alguien intervino y calmó los ánimos, pero era evidente que ahí había una tensión latente a punto de estallar. Yo vi una película ahí", cuenta el realizador.

Así fue como Viereck, quien también es el guionista de la película, tomó "la situación como base y de ahí en adelante fabulé, intentando mantener el espíritu de lo que la situación real me transmitió en términos de la sensación de vivir en un país donde los extranjeros no están del todo integrados y falta mucho para que podamos ser realmente un país cosmopolita o multicultural".

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