Martín Cuenca: “No sé si moriré haciendo películas, pero estoy seguro que moriré viéndolas”

Martín Cuenca
El realizador español Manuel Martín Cuenca, un autor apreciado especialmente por una parte de la crítica, y no tanto por el público, estrena esta semana la que es quizás su cinta más ambiciosa y original, "Caníbal", un drama sentimental con un protagonista poco dado al sentimiento: un psicópata que mata a mujeres... y se alimenta de ellas. Tras su paso por Toronto y San Sebastián, llega a las salas una de las cuatro películas preseleccionadas para competir por la candidatura española al Oscar, que no logró. NOTICINE.com habló con él en charla exclusiva.

- ¿Qué es "Canibal" en pocas palabras?
“Caníbal” es una historia de amor. ¿Qué pasaría si el demonio se enamorase de una de sus víctimas? A través de esta historia, el protagonista se replantea lo que está haciendo, cómo le afecta eso a él y cuál ha sido su posición hasta ese momento.

- ¿Cuál fue la fuente de inspiración?
Está basada en una novela que se llama “Caríbal”, de un autor cubano, Umberto Arenal. Ese fue nuestro punto de partida aunque es cierto que está inspirada en ella muy libremente. De entrada, adaptamos la novela, que ocurría en La Habana. Tratamos así una historia de amor a través del canibalismo y la trasladamos a Europa, a nuestro país. En principio, porque queríamos contar una historia de amor, combinada con el tema del mal y nos parecía que podía ser paternalista y etnocéntrico situar esa historia en otro país. Nuestra intención era traerla a nuestras entrañas. A partir de ahí, compramos los derechos y empezamos a escribir el guión. Hemos respetado la esencia, el punto de partida de la novela, pero luego hemos cambiado muchas cosas.

- Estrenó en Toronto y compitió en San Sebastián... ¿Satisfecho?

Son sensaciones. En Toronto, la sensación fue muy buena; en San Sebastián, también en general, pero quizás al jugar en casa, parece que a veces es más difícil. Es muy diferente; en Toronto, rompimos las aguas, con un público que no conocía nada de la película y a San Sebastián ya llegamos “con mucho ruido”. Veníamos desde Toronto y ya se esperaba bastante del film. Incluso, había gente que ya había visto alguna proyección, pero en general muy contentos.

- ... Y sin estrenar estuvo su película en el cuarteto de candidatas al Oscar por España. ¿Tenía esperanzas?

No, la verdad es que no. Ni siquiera cuando la terminé; decidimos presentarnos, enseñársela a los académicos. Acabábamos de terminarla justo para ir a Toronto. Fueron unos días en que hicimos cuatro o cinco proyecciones, se las enseñamos a académicos y gustó. Estábamos en Toronto cuando nos enteramos de que habíamos sido una de las cuatro que había salido.

- Algo poco habitual de su historia es que no sabemos prácticamente nada del pasado de su protagonista, cómo y por qué se hizo caníbal...

Fue una elección del guión: esconder la vida anterior del personaje. Intentamos huir de todo lo psicológico y de toda explicación. Nos interesaba la presencia del mal incrustada en la vida normal de este ser, así como un relato de los hechos que inquietara al espectador y lo perturbara cuando viese la película. Fue una de las elecciones fundamentales: huir del psicologismo de la historia.

- He leído comentarios críticos de columnistas extranjeros que califican su película de "buñueliana" por ciertos toques surrealistas... ¿Se reconoce en esa definición?
Yo ante todo, me considero espectador, un cinéfilo. No sé si me moriré haciendo películas, pero estoy seguro de que me moriré viéndolas. Hay toda una tradición del cine español que pasa por Buñuel, por Saura, por Mur Oti, por Fernán Gómez… Un retrato de provincia y de personajes que de alguna manera está ahí. Uno trata de aprender de los maestros y luego aportar algo diferente. Buñuel es demasiado grande, pero uno intenta aprender de él.

- ¿De la obsesión del aragonés por la imaginería religiosa pueden salir sus alusiones a la Semana Santa?

Hay un punto de búsqueda de las raíces. Es mi película más española. Yo viví en Granada aunque soy de Almería y nos apetecía retratar esa vida de provincias y ahí la religión tiene una presencia fundamental. La película habla en cierto sentido de lo mismo que la religión: sacrificio, redención, muerte, sangre, amor al prójimo, perdón… Trata de eso y situarla con un telón de fondo religioso aportaba elementos para comprender la película en un terreno irracional.

- Antes incluso de rodarse, su proyecto fue sumamente viajero... Estuvo en muchos foros y recibió apoyos foráneos...

Tuvimos la suerte de que el proyecto fuera seleccionado por foros de coproducción. Primero en París, con Paris Project; luego en Rotterdam, y más tarde en Cannes, en el Atelier. Eso nos sirvió para que la película se abriese camino fuera y fuésemos consiguiendo socios coproductores como ocurrió al final. Al mismo tiempo, nos sirvió para contrastar, porque cuando tienes que defender una película frente a gente de otros países, vas afinando el proyecto. Nos ayudó mucho en términos financieros de producción pues volvimos a España con muchos sellos europeos. Pero también para hacer la película más española. Cuando sales fuera, miras tus raíces con distancia y a veces, cuando estás dentro, no te atreves.

- ... ¿Y el resultado final de "Caníbal" se parece bastante a lo querían?

Se parece bastante a la idea que teníamos en las últimas versiones del guión. Incluso, en algún momento, ha ido más allá. Al final, es un trabajo de capas, de artesanía, pero se parece bastante. Yo estoy muy contento. Tenemos un socio francés y negociamos con varios. Otros, estuvieron a punto de entrar. En Toronto, vieron la película los que se quedaron fuera y una de las cosas que me dijeron fue “hiciste lo que querías, lo que tenias pensado”. Con lo cual, el proceso estaba ahí y había que construirlo.

Puedes leer también una entrevista con el protagonista, Antonio de la Torre.