Miguel Angel Vega resucita el cine mexicano de vampiros con "Antes que amanezca"
Antes probó también en Guanajuato, Morelia y Querétaro y Toluca, que eran ciudades que arquitectónicamente le daban el escenario ideal para filmar una cinta de vampiros y quien se interesó fue el Estado de México, explicó a Univ. "Me encantó la arquitectura de Toluca, a donde volteo encuentro sedes cinematográficas", agregó el cineasta, quien antes rodó en Culiacán "Cáliz" y "El robo".
La película, además, exigió escenas en locaciones como los municipios de Metepec y Jiquipilco, además del Distrito Federal y Acapulco. En total se está invirtiendo una suma próxima a los 7 millones de pesos, cantidad que Vega no considera alta a ser un film que requiere efectos especiales.
El veterano y polivalente Luis Felipe Tovar comentó a Cartelera UAEM que le interesó participar en el proyecto por el género, "un tema que casi no se trata en el cine mexicano, un equipo con el que es muy agradable trabajar y por el cual estamos aquí grabando todas las noches".
Si repasamos la relación del cine mexicano con el vampirismo, nos encontramos con un frecuente cruce de géneros y personajes, donde los vampiros o vampiras no alcanzar a tener un protagonismo destacado, sino secundario, a veces junto a otros famosos monstruos clásicos como los hombre-lobo. Baste recordar la serie de películas de los luchadores Santo, el Enmascarado de Plata y Blue Demon.
El vampiro más famoso del cine nacional es sin duda el descendiente de españoles exiliados Germán Robles, en "El vampiro" (1957), que tuvo una inmediata secuela, "El ataúd del vampiro", ambas producidas por Abel Salazar y dirigidas por Fernando Méndez. El subgénero se prolongaría en los 60, y 70, para entrar en decadencia en la década de los 80, hasta que fue reverdecido por la originalidad del gran amante del fantástico en el cine mexicano e internacional, el tapatío Guillermo del Toro, con su opera prima "Cronos" (1991). Sin embargo, desde entonces, los colmilludos personajes regresaron a la tumba.
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La película, además, exigió escenas en locaciones como los municipios de Metepec y Jiquipilco, además del Distrito Federal y Acapulco. En total se está invirtiendo una suma próxima a los 7 millones de pesos, cantidad que Vega no considera alta a ser un film que requiere efectos especiales.
El veterano y polivalente Luis Felipe Tovar comentó a Cartelera UAEM que le interesó participar en el proyecto por el género, "un tema que casi no se trata en el cine mexicano, un equipo con el que es muy agradable trabajar y por el cual estamos aquí grabando todas las noches".
Si repasamos la relación del cine mexicano con el vampirismo, nos encontramos con un frecuente cruce de géneros y personajes, donde los vampiros o vampiras no alcanzar a tener un protagonismo destacado, sino secundario, a veces junto a otros famosos monstruos clásicos como los hombre-lobo. Baste recordar la serie de películas de los luchadores Santo, el Enmascarado de Plata y Blue Demon.
El vampiro más famoso del cine nacional es sin duda el descendiente de españoles exiliados Germán Robles, en "El vampiro" (1957), que tuvo una inmediata secuela, "El ataúd del vampiro", ambas producidas por Abel Salazar y dirigidas por Fernando Méndez. El subgénero se prolongaría en los 60, y 70, para entrar en decadencia en la década de los 80, hasta que fue reverdecido por la originalidad del gran amante del fantástico en el cine mexicano e internacional, el tapatío Guillermo del Toro, con su opera prima "Cronos" (1991). Sin embargo, desde entonces, los colmilludos personajes regresaron a la tumba.
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