Crítica: "El Niño", contrabando entre dos mundos

Luis Tosar, en 'El niño'


Por Andrea Gurau

El director Daniel Monzón, galardonado con el Premio Goya por "Celda 211", vuelve a colaborar con el actor Luis Tosar en "El Niño", una película ágil, narrada con medios, en un estilo realista, y plagada de historias verdaderas encabezada por un guión, coescrito entre el cineasta y Jorge Guerricaechevarría ("Celda 211", "Las brujas de Zugarramundi") en el que no hay nada inventado.

La cinta ha sido rodada en la frontera entre Marruecos, Inglaterra y España, el Estrecho de Gibraltar, donde es más que conocido el contrabando de productos, desde pañales y tabaco, hasta grandes cantidades de drogas que se mueve entre los tres países. Los protagonistas, los andaluces Jesús Castro y Jesús Carroza, desconocidos hasta el momento, comparten pantalla junto a caras reconocidas del cine español como Luis Tosar, Eduard Fernández ("La piel que habito", "Biutiful"), Sergi López ("El laberinto del Fauno") y Bárbara Lennie ("Dictado", "La piel que habito").

"El Niño" es una producción diferente que puede captar fácilmente al espectador, ya que cuenta una historia sobre el contrabando de drogas en el Estrecho desde la perspectiva de dos jóvenes inconscientes, que se introducen en el mundo de las drogas, las mafias y los policías que les persiguen, sin pensar en las graves consecuencias que eso conlleva. "El Niño" y "El Compi" serán los protagonistas junto a Luis Tosar, un agente de policía que les seguirá sin descanso en una película en la que destaca la gran documentación que se ha llevado a cabo para que la historia sea veraz.

"En el guión no hay nada inventado", destaca Guerricaechevarría afirmando que todo lo que ocurre en la película está basado en experiencias personales de las personas que viven en el Estrecho y que han contado al equipo de Monzón la existencia de este ambiente de narcotráfico con excesiva naturalidad.

La actuación policial, el uso de helicópteros y lanchas motoras de verdad, las escuchas... Todo ha sido meticulosamente integrado en el film con un esfuerzo de fidelidad y realismo. De hecho, las secuencias de riesgo han sido realizadas por los propios actores, algo que llamó bastante la atención a Tosar en primer momento para decidir interpretar esta película. También destaca el uso de octocópteros (helicópteros pequeños tipo drones) para rodar ciertos planos, ya que, como asegura el director, se buscaba el realismo en la película, pero sin renunciar a la espectacularidad que tanto llama la atención.

Esta nueva película del ganador de un Goya por "Celda 211" en 2010 es una historia muy interesante, que debía contarse tal y como se refleja en "El Niño", mostrando los conflictos que acarrea el contrabando de drogas y la inocencia de dos chicos que acaban en él, rodeados de mafias, armas y persecuciones policiales, y poniendo en debate la lealtad y la amistad entre los protagonistas, sin olvidar una historia de amor para agregar al obvio destinatario joven y masculino, el interés de las chicas, aunque se puede pensar que esos momentos románticos cortan el febril ritmo del resto de la cinta, sin aportar demasiado.

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