Crítica: "Dólares de arena", estoy aquí pero no soy yo

''Dólares de arena''


Por Juan Pablo Russo

"Dólares de arena" (2014), una coproducción entre República Dominicana, México y Argentina, dirigida por el binomio Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán ("Jean Gentil", 2010) y basada en la novela “Les dollars des sables”, de Jean-Noël Pancrazi, aborda la problemática de la prostitución y el turismo sexual en el Caribe, pero alejado de todo cliché y golpes de efecto.

La trama se centra en una joven dominicana que se prostituye e invierte sus ganancias en construir una relación de pareja con un joven (Ricardo Ariel Toribio) de Las Terrenas (el paraíso del turismo sexual caribeño), mientras una de sus clientas más constantes se enamora de ella e intenta llevarla a Europa a cualquier precio.

"Dólares de arena" propone, desde una visión contemplativa, un enfoque diferente sobre la prostitución y el turismo sexual en el Caribe a través las miradas opuestas de la joven Noelí (Yanet Mojica) y la solitaria francesa Anne (gran trabajo de Geraldine Chaplin). La primera tiene clara la relación laboral y de interés que sostiene con la segunda, mientras ésta intenta penetrar en los misterios de su enamorada.

Como en cualquier lugar turístico, "Dólares de arena" remarca las diferencias económicas a través del escenario que habitan los turistas (casas lujosas) y los habitantes (casas improvisadas), pero el mayor logro es la sutileza que se maneja a través de una puesta escena austera (pese a la belleza del lugar) que le escapa a todos los clichés como así también a caer en lo explícito. El énfasis no está puesto en lo sexual sino en la frontera cultural que separa esos dos mundos.

Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán trabajaron esta película con cámara en mano, imágenes subacuáticas y el reflejo de algunos ambientes festivos del país para mostrar a través de registro sucio y alejado de toda abyección la compleja realidad del turismo sexual y la prostitución caribeña.

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