Crítica: "El clan", la cotidiana intimidad de los monstruos

Una familia casi tradicional


Por Edurne Sarriegui

Esta semana se estrena en Argentina el último trabajo del realizador local Pablo Trapero. El autor de "Mundo Grúa", "Carancho" y "Elefante Blanco" lleva a la pantalla un estremecedor caso policial que mediando los años ochenta conmocionó a los argentinos, tanto por los involucrados -una familia de clase media-como por la crueldad con que llevaban a cabos sus crímenes. La historia de secuestros extorsivos seguidos de muerte que relata "El Clan", atrapa por la ágil narración de los crímenes cometidos por la banda pero sobre todo por la descripción de las relaciones familiares y, particularmente, de la personalidad del padre de familia y jefe del clan en un notable trabajo interpretativo de Guillermo Francella.

Trapero elaboró el guion tras una intensa investigación personal con la colaboración de Esteban Student y Julián Loyola. Esta coproducción argentino-española cuenta, como la exitosa "Relatos Salvajes", con la intervención de Kramer & Sigman Films y la productora El Deseo, de los hermanos Almodóvar. Llega en su primera semana a 267 salas convirtiéndose así en el estreno nacional con más copias en lo que va de año.

A principio de los años ochenta los Puccio viven en la zona comercial de la localidad de San Isidro en el norte del conurbano bonarense.  Arquímedes (Guillermo Francella), contador público, y Epifanía (Lili Popovich), profesora de matemáticas y contabilidad, tienen cinco hijos. El mayor de ellos, Alejandro (Peter Lanzani) es un popular jugador de rugby en el Club Atlético San Isidro (CASI) y llegó a jugar en el seleccionado nacional. Nadie podía imaginar que el negocio inconfesable de la familia consistía en secuestrar a conocidos, mantenerlos ocultos en la casa familiar  y una vez cobrado el rescate proceder a matarlos para no ser descubiertos.

El film, si bien describe la sucesión de crímenes, no se centra en la investigación policial del caso sino en las relaciones familiares de los Puccio. El eje central está puesto en el vínculo  entre el padre y el hijo mayor, Alejandro. Un padre frío y manipulador y un hijo atormentado que no puede o no quiere dejar de someterse a  la voluntad del padre.  Sobre estos dos personajes recae el mayor peso narrativo pero Trapero no deja de mostrar las actitudes psicopáticas de varios miembros de la familia en algunas escenas que muestran la intimidad cotidiana mientras el cautivo de turno comparte la casa con ellos.

Si bien algunos de los miembros de la familia no fueron condenados por falta de pruebas, la premisa del film indica que nadie viviendo en esa casa podía ignorar lo que allí ocurría. Ese retrato de la maldad y la justificación, del sometimiento y del dejar hacer ponen en evidencia que la realidad siempre puede llegar más allá que la imaginación de un guionista.

Además de la destacable actuación de Francella, también es para tener en cuenta el solvente trabajo de Lanzani dando vida al hijo deportista en su primer trabajo en el cine.

La ambientación nos lleva directamente a los años ochenta, así como la música y la cuidada edición que elimina de los exteriores todo rastro de arquitectura posterior a la época. Las caracterizaciones, en especial las de los dos protagonistas, alcanzan un gran parecido con los personajes reales.

Con impecable factura técnica, buenas actuaciones y una historia que a pesar de conocida aporta un abordaje singular, "El Clan" apuesta por atraer a los cines a una buena cantidad de público dispuesto a ser testigo de la espeluznante realidad de una familia "muy normal".

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