Bardem matiza sus insultos y pide a la prensa que publique las rectificaciones

Bardem
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La polémica que este martes sacudió a los medios de comunicación españoles por la difusión de una entrevista a Javier Bardem en el New York Times donde insultaba a los que le criticaban, calificándolos de "estupidos", continua el miércoles después de que el actor diera a conocer -a través de su representante- un comunicado en el que matizaba o rectificaba lo publicado por el suplemento del diario neoyorquino el pasado domingo, y que la autora de la entrevista hiciera lo propio.

Según el protagonista de "No es país para viejos / Sin lugar para los débiles", hubo al parecer "problemas de comunicación lingüística y dificultades idiomáticas" entre él y la periodista del Times Lynn Hirschberg. "Debido a la mala interpretación de mis palabras en una entrevista y su eco en los medios de comunicación, quiero aclarar que nunca insulté a la población española. El indudable buen carácter y profesionalidad de la entrevistadora fueron simplemente victimas de una interpretación totalmente errónea de mi declaración", sostiene Bardem.

"Muy al contrario de lo que se ha dicho -añade-, yo siento un profundo respecto y agradecimiento hacia la inmensa mayoría de la gente  de mi país. Su apoyo y cariño me han ayudado a crecer en mi profesión. Me siento orgulloso de mi país y, con mi trabajo, he intentado siempre contribuir a su cultura dentro y fuera de España, y honrar mis raíces. Por eso me duele especialmente que alguien pueda pensar que yo he dicho semejante agravio contra la misma población por la que siento tal respeto, admiración y agradecimiento".

A requerimiento del actor español, la autora de la entrevista se ha aprestado a aportar su propia matización: "Él estaba hablando de un pequeño grupo de gente de su país nativo que le ataca constantemente a él y a su carrera. Javier mostró en la entrevista un gran respeto y gratitud a sus compañeros españoles, y está profundamente orgulloso de ser uno de ellos. Nunca sería irrespetuoso con la gente de España, que le ha apoyado a lo largo de su carrera. Está muy orgulloso de ellos y de su país".

Lynn Hirschberg asume que hubo dificultades idiomáticas, y agrega que Bardem "está muy preocupado de que, a causa de este malentendido lingüístico, la gente haya sentido lo contrario. Me gustaría recordar a todo el mundo que después de recibir el premio de la Academia (de Hollywood), que es uno de los más importantes momentos de su carrera, se lo dedicó a su país en español".

El propio Bardem, a pesar de todo, sigue considerándose "malquerido", y pide a la prensa que ponga el mismo interés en sus matizaciones que en las referencias a la "mal interpretada" entrevista con The New York Times: "Ruego -afirma- a todos esos medios de comunicación que han puesto tanto interés en criticarme duramente por mis malinterpretadas declaraciones pongan el mismo empeño en desmentirlas publicando el comunicado que se envió con urgencia de la periodista Lynn Hirschberg cuyo objetivo es aclararlo definitivamente. Este comunicado se envió a todos estos medios pero ninguno lo publicó y no hicieron eco de su objetiva y rotunda importancia en este asunto".

Sobre todo desde sectores de centro-derecha, arreciaron a lo largo del martes y en sus páginas de opinión este miércoles los comentarios negativos frente a las presuntas declaraciones de Bardem. Desde ABC se le califica de "lenguaraz y frívolo", y se dice que "Ahondando en el contexto se aprecia que a Bardem se le calentó la boca más que la mala intención y que en el fondo respira por una herida previsible: quizás es mucho pedir que cierto público acostumbrado a verle en manifestaciones contra la guerra de Irak y diciendo pestes de Estados Unidos no se extrañe de su éxito en Hollywood".

Por su parte, la columnista Gema Lendoiro, en Diario Crítico, se da por aludida con los "estupidos" que lanzó Javier a quienes le llamaban "vendido" por irse a Hollywood: "Bardem pertenece a esa chorrada que es la plataforma de la cultura y que, casualmente, está formada en su mayoría por actores. Porque ellos son los justicieros del mundo, ellos son los que salvan España, ellos son los únicos que ven las injusticias y los únicos que están en posesión de la verdad. La mayoría de sus películas son una mierda, pero ellos siguen pensando que si el cine español va mal es porque los demás somos tontos y no entendemos de arte como ellos. No quieren a los gobiernos de derechas (cuando son los que más pasta les dan para financiar sus bodrios), ellos saben cómo arreglar el mundo menos la parte que les toca que es lo suyo, o sea el cine. Pero mientras siguen perdiendo a mansalva (él no, ya es rico) tenemos que seguir aguantando que él diga que todos los que lo criticamos somos estúpidos".