Entrevista con Ramón Salazar, ante el estreno de "10 000 noches en ninguna parte"

por © Cristian Moure-NOTICINE.com
'10 000 noches en ninguna parte'
Ramón Salazar asegura estar entusiasmado con la inminente llegada del viernes, día que se estrenará su tercera película como director, la cual lleva por título "10 000 noches en ninguna parte".  Tras cuatro años de gestación, tiempo en el cual ha adaptado también las novelas juveniles "A tres metros sobre el cielo" y "Hoy tengo ganas de ti", la película ha pasado con buena nota por varios festivales y llega a las salas españolas el 9 de mayo para dar salida a un trabajo, en el cual la libertad de creación ha sido uno de las principales claves de su potencia autoral, según ha afirmado en una entrevista concedida a NOTICINE.com después de su presentación en la sala Artistic Metropol de Madrid.

- "10 000 noches en ninguna parte" ha sido su película más personal y en la que la diferencia de interpretaciones del espectador es más latente. Como director, ¿cuál ha sido el sentido final de la historia?
La película cuenta la historia de un chico que, tras un trauma de la infancia se ha quedado congelado. El yugo familiar y su incapacidad para afrontar su vida es un gran problema para él. Pero la película se basa en una cosa muy clara y es, que por cada cambio importante en la vida, hay un punto que tomará el camino opuesto, justo el contrario.

- Durante la gestación y escritura del guión de "10 000 noches en ninguna parte" ha guionizado también los éxitos románticos adolescentes "A 3 metros sobre el cielo" y "Hoy tengo ganas de ti". ¿Cómo influye esta experiencia de películas puramente comerciales a la hora de elaborar una película tan independiente como la que presenta ahora?
En primer lugar me ayudó economicamente. Gracias a escribir esas dos películas tuve la posibilidad de hacer esta. Y después me ayudó mucho a la hora de poder tener un control sobre mi trabajo. Cuando haces una película que aspira a ser un taquillazo y en la que las productoras han puesto muchas esperanzas, tienes muchas miradas encima de ti. Tienes 20 puntos de vista atentos a tu trabajo y tienes que ser capaz de satisfacer a esos 20. Esto ayuda mucho a un guionista a ponerse límites y no desparramar cuando cuenta una historia por su cuenta. También estuvo muy bien poder descansar de la escritura de "10 000 noches", ya que adaptar estas novelas me obligó a parar dos veces durante unos meses hasta poder terminar el trabajo y replantearme el guión que estaba haciendo, tener una mejor visión del mismo.

- Dice que la ayuda principal fue monetaria, ¿quiere decir que si su solvencia económica hubiese sido mayor en el momento en el que le propusieron esos guiones, los hubiera rechazado?
No, para nada. No tengo ningún problema en hacer este tipo de trabajos. Soy una persona que se implica en cada proyecto en el que se mete y no tengo ningún problema en hacer guiones para películas de quinceañeras. Además, me apetecía volver a trabajar con Paco Ramos, que era el productor de aquellas dos películas y fue el productor de "Piedras", la primera de las mías; y también con el director Fernando González Molina, que fue compañero de clase en la ECAM.

- "10 000 noches…" es una película financiada completamente de su bolsillo y el del productor Roberto Butragueño. ¿A que se debe esta elección?
Se debe a que tanto Roberto como yo sabíamos que tipo de película queríamos hacer y lo difícil que sería conseguir cualquier tipo de ayuda. Llamamos a un par de puertas y tras contarles cuál era nuestro plan nos decían que la idea era muy interesante pero nos invitaban amablemente a marcharnos. No quisimos gastar mucha fuerza en ello, vimos que tras tres o cuatro puertas cerradas esa iba a ser el leit-motiv de nuestra búsqueda, así que nos decantamos por otra vía, más acorde a lo que queríamos. La libertad tiene un precio y este es el que nosotros hemos puesto.

- Últimamente se está viendo más que el tipo de producciones más arriesgadas y personales, sacadas adelante con muchísimas dificultades por falta de presupuesto a causa de la crisis económica. Los casos de "La herida" o Stockholm" son los más destacados debido al respaldo del público, pero no son las únicas y ahora se lanza con una película que se sale de todas las vías subvencionadas. ¿Cree que este tipo de producciones perdurarán en el tiempo, se harán cada vez más fuertes o por el contrario morirán junto a la crisis?
Creo que no se trata sólo de una causa de la crisis. La producción se ha polarizado y tanto la mía como las que has nombrado son películas cuyos tipos de producción son completamente diferentes. Esta claro que la crisis y la falta de dinero ha tenido algo que ver, pero también el hecho de que está cada vez más al alcance de todos poder hacer otro tipo de películas para otro tipo de público. Ahora mismo si quieres contar una historia de otra manera, con un tipo de sello autoral y desvincularse de las grandes producciones lo puedes hacer. La gente se ha dado cuenta de que se pueden reinventar las producciones y yo, personalmente, espero que esto no muera. Me encantaría poder seguir haciendo películas como "10 000 noches en ninguna parte".

- Esta es su tercera película como director y la tercera vez que cuentas con Lola Dueñas y Najwa Nimri en papeles importantes. ¿Escribe directamente para ellas o es el guión el que al final le dice que ciertos personajes tienen que ser interpretados por esas actrices?

Escribo para ellas. Cuando planteo los personajes femeninos me digo a mi mismo: "Esta será Lola y esta Najwa". Es algo que lo planteo así y con lo que me gusta escribir, más que nada porque aparte de ser dos grandes profesionales, son amigas íntimas. Me fascina la posibilidad de que nos conozcamos y el que seamos amigos haga que yo les pueda pedir lo que quiero de ellas y ellas me lo den con la mayor naturalidad.

- ¿No le ha ocurrido lo mismo con los personajes masculinos?
No, esto son casos de Lola y Najwa. El resto de personajes suelo tenerlos con una idea de quien podría interpretarlos, pero tampoco quiero decirme "Estos son todos los actores que van a salir, ahora a escribir". No creo que eso sea bueno, porque yo no tengo la capacidad de conocimiento sobre cuales son todos los actores que pueden hacer bien ese papel y me estaría restando oportunidades.

- En un plano más técnico, llama mucho la atención como han sido tratadas las tres ciudades que obtienen, junto al personaje de Andrés Gertrudix, el protagonismo del film. Madrid es representada como una enfermedad, mientras que París y Berlín son casi la representación idealizada y del avance personal de Andrés. ¿Se trata esto de una metáfora sobre la idea que reside ahora mismo en la juventud sobre que todo aquello que está fuera de nuestras fronteras es mejor?

No, para nada. Es verdad que puede ser una interpretación pero no era la intención principal. La razón por la que Madrid es presentada de esa forma es porque yo, como escritor, tenía que comenzar mi historia por lo que conocía y eso me llevaba inevitablemente a la ciudad en la que resido, que es Madrid. Por eso quise que aquí fuese todo más oscuro, más contrastado con ese tono verde, con ese parque del retiro desierto que parecía estar congelado. ¡Nos fuimos a localizar a las calles más feas que encontramos! Luego las demás ciudades vinieron por diferentes circunstancias pero sobre todo porque la transformación en forma de aventura que toma este personaje es debida a un viaje interior que quería representar con un viaje exterior. Y he de decir, París esta idealizada, ¡pero es una ciudad árida a más no poder!

- El rodaje ha durado tres años, en los cuales su relación personal con los actores ha cambiado, al igual que lo ha hecho su visión sobre los personajes y sus relaciones. ¿Cómo ha afectado esto al conjunto final de la película?

Afecta en un sentido de evolución. De todas maneras, he estado trabajando todos estos años junto con los actores a partir de biografías. No he querido trabajar sobre un guión, sino contándoles sólo lo que era necesario para que pudiesen actuar. De esta manera, se creaba entre ellos un estado de alerta muy beneficioso para la película.

- Se trata de un film que llama la atención por la capacidad que tiene para dar lugar a diferentes interpretaciones. Muchos dicen que París y Berlín no existen, que Lola Dueñas sólo es fruto de una imaginación, que Madrid tan sólo representa las pesadillas del niño que habita la capital francesa, etc. ¿Esto es algo intencionado desde el principio o fue apareciendo cuando el proyecto cobraba vida?
No está bien explicarlo así. Desde el principio siempre quise jugar con la descontextualización y la coexistencia. La coexistencia de tres partes en la vida de un hombre que se había estancado por un trauma. Yo no quiero que se tome como algo a lo que yo jugaba como creador que plantea una verdad absoluta, sino dejar entender que tú tomas una decisión, pero también no tomas una decisión. Aunque en algo tienen razón algunos, Lola Dueñas no existe. Eso es así.

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